Autoridad y justicia. El sentido de las normas en sociedades inequitativas y desequilibradas
Autor: | Maduro Rodríguez, Bruno Elías |
La prohibición como fuente de la regulación de los actos humanos en comunidad es la columna vertebral de la organización social. La prohibición es un acto colectivo, pero para que esta sea efectiva y eficiente debe cumplir varios requisitos en la comunidad; requerimientos devenidos del acto individual del vigilado y de la capacidad de control de quien busca regularlo. La prohibición más sólida no es la que está expedita en reglas positivas o en normas o reglas externas, la prohibición más compacta es la que está presente en forma de automáticos sociales que devienen de la mente del sujeto y perfilan la actuación externa desde el interior del individuo sometido a control.
Las primeras formas de prohibición se encuentran arraigadas en el núcleo de lo que nos hace eusociales. La más expedita y eficiente: las reglas del parentesco.
La regla de oro de la prohibición como fuente de la regulación de los actos humanos no existe en la sociedad de manera externa, no es algo así como una especie de tipicidad del control y la vigilancia de todo lo social; por el contrario, la prohibición como fuente de orden social está sumergida en silencio en la mente humana. Es nuestro aparato mental el que está predispuesto a la construcción de reglas de orden general, las que luego van a ser puesta en prácticas por sujetos intervinientes.