Un pájaro ya muerto
Autor: | Alvarez Florez, Jesùs Antonio |
El mejor cuento que he oído en mi vida lo contó mi mamá. Cuando tenía veinte meses de nacido, dijo, yo aún no había dicho ni media palabra, por lo que ella se inquietó. Consultó un médico que, luego de examinarme, dijo que yo era un niñito muy sano, y también muy guapo. Mamá, no obstante, veía cómo parloteaban los otros bebés mientras yo callaba. Limpiaba la cocina, me veía sentado en el piso y decía: «¿Por qué no hablas?».
Preguntó a todas sus amigas a qué edad habían hablado sus hijos. La respuesta variaba según cada mujer. Unas decían que a los once meses; otras, que a los quince; algunas más, que a los trece. Así que veinte meses ya eran preocupantes. Una anciana, al verla tan triste, le pidió que me llevara a su casa. Mamá cargó conmigo y partió detrás la mujer, quien le pidió que pasara al patio. Me arrancó de sus brazos y me sentó en un viejo sillón, tomó un racimo de albahaca y lo pasó rápidamente por mi pecho, como despojándome de algún maleficio. Luego sacó un cucarachero de su jaula, lo golpeó con el mismo manojo e hizo una oración. Tomó al pájaro por la cabeza e introdujo su pico en mi boca. El ave cantó en mi garganta y me llenó el pecho de música. Luego lo llevó a mi oído derecho para que cantara una vez más. La mujer sonrió y le dijo a mamá que no se preocupara, que a la mañana siguiente yo empezaría a hablar. Y así fue.
Yo tenía cinco años cuando ella me contó esta historia.i Hoy, con treinta cumplidos, sigo sintiendo el mismo asombro de aquel día. Por eso, cada vez que me siento frente a la hoja en blanco y doy vida a los relatos que viven en mi mente, me pregunto si soy yo quien los escribe, o si un pájaro ya muerto me los dicta al oído.