Reseña

Escribirle la carta fue todo un disparate, la insolencia de un hombre dieciséis años mayor, divorciado y padre de dos hijos, toreado en muchas plazas, escéptico del matrimonio y del amor a largo plazo. Se la escribí sin importar la diferencia de edades ni los momentos de vida de cada uno.
Obsesionado por Vera, el autor de este libro le escribe una carta a sabiendas de que traspasa el límite ético entre médico y paciente. La falta de respuesta lo mantiene en vilo durante diez años, tiempo que se tarda la destinataria en responderle.
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Andrés Rivera viaja por sus propias reflexiones motivado por un amor huidizo, sostenido por el hálito misterioso de una carta errante y la necesidad de afirmar su autoidentidad, rodeado de indecisiones y certezas. El autor nos lleva de la mano para divagar sobre su infancia, su oficio como escritor, las vicisitudes de la práctica médica y la disyuntiva perenne entre Eros y Tánatos.
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Saber a ciencia cierta a quién pertenece La carta errante, así como cuántas manos participaron en su escritura, es imposible de decir. Reconstruí mi existencia a través de otros, y aquellos otros se convirtieron en mi propio espejo.