Reseña

Sus manos en el aire apuntan al cielo y su índice iluminado parece a punto de hacer chispa con los rayos del sol. Su casa sobre la montaña mira hacia el lago, donde el agua le refleja los secretos del atardecer. Antes de hablar Don Gabriel medita; yo oigo su pensamiento que nada por los ríos de Colombia, buscando el pozo que vertió la primera gota, cuando cayó la primera piedra.
“Aprendiendo a vivir”, así me dijo el hombre cuya historia solo puede contarla el mar y las playas a donde lo ha llevado la marea. Mientras sigo sus huellas junto al cause, la voz de sus recuerdos me habla, como toda fuente cuando está llena: hecha para beber. Y aunque lo oigo desde la otra orilla, porque el tiempo es una alberca y él nado primero, lo entiendo y me asombro, pues la corriente es una sola, aunque él ya esté en la costa —y yo ni lejos del nido.
Colombia, este libro es más que una historia: aquiétate, hicimos con las manos este aguamanil para que vieras tu reflejo. Colombia… todavía no ha parado de llover ¿cuándo oirás el granizo? en la inundación ninguna criatura alcanza el suelo con sus pies. Colombia, me cabes en una lágrima, como el Océano, que está todo en una gota de mar.