Reseña

Lo primero que les voy a contar, sucedió en unas
vacaciones escolares a finales del año de 1965.

Como todo muchacho en vacaciones, pasaba el
santo día en la calle, jugando bola de caucho y
bate tapita, situación que mantenía a mis
padres preocupados, porque ellos pensaban en
el peligro que daba el estar fuera de la casa.

Mi abuelo “Papá Víctor”, enterado de la
situación, un día me dijo:
- Orlando, te arreglas bien, esta tarde te vas
conmigo para la oficina; al oír la orden no me
gustó, pero había que obedecerla.

La llamada oficina que decía Papavictor, no era
más que una banca en el parque Simón Bolívar,