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ISBN 978-628-01-5504-3

Seguid la santidad sin la cual nadie verá al señor

Autor:Brooks, Thomas
Colaborador:Benítez Benítez, Julio César (Traductor)
Editorial:Benitez Benitez, Julio Cesar
Materia:200 - Religión
Clasificación Thema::QRVK2 - Misticismo
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2024-10-17
Número de edición:1
Número de páginas:180
Tamaño:14x21cm.
Precio:$40.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

La santificación consiste en dos partes fundamentales: La mortificación del viejo hombre y la vivificación del nuevo hombre. El viejo hombre hace referencia a nuestra naturaleza de pecado, la cual debe ser debilitada, no alimentada, y golpeada hasta que pierda por completo su fuerza. Es deber del creyente, por la gracia del Espíritu Santo, considerarse muerto a la naturaleza de pecado, la cual ha sido crucificada: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Ro. 6:6). “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gál. 5:24).
Pero, además de este aspecto negativo, en la santificación se requiere de uno positivo, es decir, vivificar el nuevo hombre que fue creado en Cristo Jesús para buenas obras (santidad). Esta vivificación “…consiste en aquel acto de Dios por medio del cual se fortalece la disposición santa del alma, se aumenta la actividad santa, y de este modo se engendra y promueve un nuevo curso de vida. La vieja estructura de pecado va destruyéndose por grados, y una nueva estructura es originada en Dios
Ahora, analicemos a la luz de las Sagradas Escrituras algunas de las razones por las cuales:

Sin santidad nadie verá al Señor

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