Reseña

Escogieron llamarse Los Darof. Este acrónimo, con el cual se dieron a conocer en la década de los 60, surge de la combinación de las iniciales de sus propios nombres: Dar-, de Darío, y -Of, de Ofelia. Como cónyuges y compañeros de trabajo, Ofelia Betancourt (n. 1929) y Darío Arboleda (1937-2004) adelantaron una actividad profesional basada en la interpretación de danzas folclóricas de Colombia y de otros países de América del Sur. Su repertorio se enriquece de manera considerable durante los cuatro años de una gira sudamericana (1959-1963) que sin haberlo planeado, los llevará por diversas ciudades en Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. A lo largo de esta gira, a las danzas colombianas que bailaban desde el inicio –el bambuco, el pasillo, la guabina, la cumbia, el mapalé y el joropo–, se irán sumando el cachullapi, el sanjuanito, la marinera, la cueca, el malambo, la chacarera, “los bailes acrobáticos internacionales”, “las fantasías” y, en general, el llamado “folclor moderno” o “estilizado”. Tal es el repertorio variado que Los Darof constituyen como trabajadores del entretenimiento entre ca. 1958 y 1968, transitando entre diversos lugares y contextos urbanos. De este rico recorrido dan testimonio los textos y las imágenes publicados en este volumen de memorias y archivo, con el propósito de que puedan ser útiles para futuros estudios en danza con enfoque histórico y/o cultural.