Reseña

ASUMIR LAS RIENDAS DEL PROPIO DESTINO: DEJAR DE CULPAR A LOS DEMÁS POR LAS COSAS, VIVEN-CIAS Y/O EXPERIENCIAS, MALAS O BUENAS, QUE TENEMOS EN LA VIDA, Y COMPRENDER QUE LA GRAN MAYORÍA DE LO QUE VIVIMOS OBEDECE A LAS CONSECUENCIAS DE NUESTROS PENSAMIEN-TOS, ACTITUDES Y/O ACTUACIONES.
En muchas de las charlas que he ofrecido a distintas comu-nidades acostumbro a pronunciar una y otra vez la siguiente frase:
“Quien no es buen hijo, casi siempre culpa a sus padres de las malas cosas que le pasan en la vida.
Quien no es buen estudiante, casi siempre culpa a sus profesores de las malas cosas que le pasan en la academia.
Quien no es buen profesor, casi siempre culpa a sus alumnos, al dueño del colegio, de la universidad o al sistema de las malas cosas que le pasan en el aula.
Quien no es buena pareja, casi siempre culpa a su compañera o compañero de vida de las malas cosas que le pasan bajo el techo del hogar o en la cama.
Quien no es buen ciudadano, casi siempre culpa al gobierno de las malas cosas que le pasan en su país o en un país extranjero.
Y quien no es buen hijo, casi siempre es mal estudiante, mal profesor (si es que a eso se dedica), es mala pareja y, consecuentemente, es mal ciudadano.
SE CARACTERIZA PORQUE NUNCA ASUME LA RESPONSABILIDAD POR SUS MALAS VIVEN-CIAS Y/O EXPERIENCIAS. EL PRIMER PASO PA-RA MODIFICAR DICHA SITUACION ES ACEPTAR Y ASUMIR QUE LA MAYOR PARTE DE LAS COSAS QUE NOS PASAN, BUENAS Y MALAS, SON CON-SECUENCIA PRECISA DE NUESTROS PENSA-MIENTOS, NUESTRAS ACTITUDES Y NUESTRAS ACTUACIONES (…)”.
Sin embargo, casi siempre en la vida tendemos a aplicar lo que el pensador Estanislao Zuleta llamó la “no reciprocidad lógi-ca”, es decir, juzgarnos a nosotros mismos por las “buenas intenciones” que se esconden detrás de nuestros pensamientos, actitudes y/o actuaciones y, al contrario, juzgar a los demás por los “resultados que producen en el mundo real” sus pensamientos, actitudes y/o actuaciones.