Reseña

La poética de Jonatan Caicedo Girón es una ilustración de la estética popular que retrata la vida de los nadies inspirados, contemplativos y locos. Hay entre sus lectores adeptos al futbol, a Julio Jaramillo a las rancheras; pero también, a Borges, Cortázar, Piazzola, Charly García, Cerati… Esa es la altura de su poesía, un lugar común entre los barrancos que visitan los bardos, los verdaderos, y al lado, el punto de inflexión entre los intelectuales y los intrépidos vulgares de cantina y balón de micro. Jonathan está en el medio, su poética es como él, generosa en humanidad y en sensatez jocosa.
Una comisura de la calle, una denuncia de las gentes de a pie. La poética clara, conversadora, lejana de los intereses de presumir un «don» ya dado, el de ser un falso poeta. Y es que, en el retrato detallado de unos zapatos que significan tan poco para los que tienen demás, nosotros, los que hemos andado obligados con los zapatos rotos, y no por accidente, hallamos sentidos y ficciones a la gratitud de la existencia. Reconocer una poesía de la vida, del sencillo pliegue que puede existir entre amar lo que se tiene y desperdiciar las ausencias como insumo del alma. Esa es la poesía que comparto con mi amigo, la contradicción de amar de forma critica a Deleuze, a Sabines, a Juarroz, y terminar en un rizoma que intente explicar la injusticia de los goles en el fútbol, rebotando en Sábato y en refracción a Galeano.