Reseña

En las sesiones de trabajo de la Red Nacional de Talleres Literarios — Relata—, en los talleres con instituciones educativas promovidos por el Banco de la República, en los talleres con maestros y estudiantes del Concurso Nacional de Cuento RCN-MEN, en clases regulares en dis- tintas universidades, siempre aparecen las mismas preguntas: ¿Qué es un cuento? ¿Cómo se escribe un buen cuento? ¿Cuál será el camino más corto y acertado para volverse escritor de cuentos? ¿Por qué en Colom- bia se publican tantas novelas y tan pocos libros de cuentos?
Estas preguntas, entonces, nos las hacemos a diario los directo- res de talleres, o algunos maestros interesados en el asunto, o ciertos escritores a los que les es dada la reflexión antes del trabajo puramente intuitivo y azaroso de la creación. A diario, repito, antes de ir a ver los rostros incrédulos y expectantes de nuestros estudiantes. Hemos leído con acuciosa tarea. Hemos indagado aquí y allá, en los comienzos mis- mos, en lo más reciente, y seguimos en ascuas, atemorizados al no poder responder esas difíciles preguntas. Nosotros, quienes trabajamos con el cuento, hemos simulado, frente a nuestros estudiantes, saber algo acer- ca del asunto. Eso creemos, al menos, hasta que estas preguntas nos rebotan como un golpe de pelota, para usar la imagen de Cortázar.