Reseña

El arte y su creación ha sido uno de esos tópicos en donde las discusiones siempre permanecen “en discusión”. En el caso de la formación de artistas en las universidades, el trayecto de creación — especialmente en los procesos de elaboración de los trabajos de grado— se reconoce como el eje transversal que sustenta la valoración del aprendizaje artístico. Es a través de este trayecto que se reflejan con mayor nitidez las maneras en las que circulan las comprensiones sobre el arte. Y, sobre estas comprensiones, es que estas líneas aspira continuar con la discusión.
Percibir lo que se compone en y sobre la formación de artistas, como las rutas y estrategias pedagógicas que orientan los procesos de creación artística autónoma —pero no automatizada—, es (re)conocer la continuidad de nociones y preceptos sobre el (hacer) arte en los propósitos formativos. Muchos de estos propósitos se acercan o se distancian, y en virtud de ello, potencian o reducen los aprendizajes según se copian métodos pedagógicos y métodos artísticos. Paralelamente, las experiencias percibidas y elaboradas por artistas en formación y artistas formadores, permanecen muchas veces ocultas de la parte más visible de un programa de artes: sus objetivos de formación, los perfiles profesionales y planes de estudio. A puertas cerradas del taller se resguardan y silencian efectos, tanto en la creación como en la formación.
Seguir los trazos que se esbozan sobre estos aspectos, entre las dinámicas que aún (in)movilizan los procesos pedagógicos-artísticos universitarios para problematizar las (des)conexiones continuas y continuadas entre el arte y su educación, permite notar y confrontar las formas específicas del hacer, tanto del arte como de la orientación educativa. Este es el (im)pulso aún vigente que agita las (in)tensiones que se discuten aquí.