Reseña

La revisión de la literatura sobre la prevención de las violencias en entornos educativos ha mostrado la importancia de la implementación de propuestas paralelas o vinculadas al currículo escolar (Avilés et al., 2011; Reyzábal & Sanz, 2014; Williams, Guerra & Elliott, 1997). De este modo, en varios países del mundo se han desarrollado y puesto
en marcha múltiples intervenciones que a lo mejor cumplen con las cualidades y calidades necesarias para, con base en la evidencia, contribuir con el fortalecimiento y gestión de habilidades y conocimientos en los miembros de las comunidades educativas,
de manera que permitan transformar sus vidas y sus entornos.
Los grandes problemas que con más frecuencia se han abordado en los escenarios educativos son el acoso escolar, la violencia en las relaciones de pareja entre adolescentes y la convivencia en la escuela (Del Rey et al., 2017; Estévez et al., 2019; Edwards et al, 2019; Fierro-Evans & Carbajal-Padilla, 2019). Los esfuerzos nacionales para desarrollar
estas tecnologías específicas van avanzando, y actualmente se cuenta con varias propuestas ya validadas y que han demostrado su utilidad práctica. (Chaux et al., 2008; Duque et al., 2007; Gómez-González, 2013; Herrera et al., 2021). Todo esto es facilitado por la Ley 1732 de 2014, que establece la Cátedra de Paz en todas las instituciones educativas en preescolar, básica y media como una asignatura independiente, que busca garantizar la creación y el fortalecimiento de una cultura
de paz en Colombia. Además, es importante recordar que el Programa de Competencias Ciudadanas del Ministerio de Educación Nacional –MEN–, da también un piso político-pedagógico para la promoción de la convivencia pacífica, la participación democrática, y la valoración y respeto de las diferencias.