Reseña

Renacer, resistir, resiliar, revivir, retoñar. Desde el principio de los tiempos, como mujeres, nos hemos visto obligadas a callar, hemos sido ahogadas por el humo de la hoguera, nos han mutilado, hemos visto a nuestros hijos morir, a nuestras familias desaparecer y nuestra sabiduría tambalear. Siglos han pasado y nuestro cuerpo grita lo que por años hemos guardado. Las palabras se han acumulado en nuestros genes, divagan por nuestras venas, reposan en nuestro cerebro, se trasmiten en nuestro ADN y se aglomeran en nuestra garganta. Estas palabras ya no quieren ser susurros porque no pretenden hacer dormir a un niño, ya no salen de forma melodiosa porque no quieren hacer dormir a los enemigos antes de cortarles la garganta, ya no quieren dialogar porque siguen oyéndonos sin saber escuchar. Estas palabras quieren hacernos renacer, permitirnos resistir, ayudarnos a resiliar,
abrazarnos al revivir y acompañarnos al retoñar. Estas palabras quieren ser gritadas porque peligro se escribe en letras mayúsculas, estas palabras son de color amarillo porque es el color que acordona la zona de un crimen; pero ¿quién murió? Murió el silencio de las mujeres y renació su sabiduría, hoy muere la mujer sosegada y nace la mujer que es parte de la sociedad, hoy sepultamos a la mujer que suplica y vemos nacer a la mujer que contempla, hoy muere la mujer que calla y renace la mujer que grita. Peligro, PEligro, PELigro, PELIgro, PELIGro, PELIGRo, PELIGRO. Hoy, tenemos un grito en nuestra garganta.