Los consejos de la rosa
Autor: | Julio Gutiérrez, Rafael |
El mundo que creó mi madre. Aprendí a hablar con las flores y escuchar el idioma de las fuentes siendo casi un niño, muchos años antes de leer la poesía de Machado. ¿Cómo fue posible? Me pregunté con medio siglo de existencia, cuando ya se piensa con más calma y la respuesta fue “gracias a mi madre”. Esa pequeña, sabia y amorosa mujer hablaba con las plantas todos los días. «Vamos, muchachas, no se pongan tristes, sonrían. Hay que vivir. Está haciendo un bonito día hoy». Y diciendo este tipo de cosas, regaba sus margaritas y sus rosas.
Ahora me doy cuenta que ese mundo lo inventó ella por protegernos: las plantas tenían su agua, pero para sus hijos no había nada. Sin embargo, ella no se preocupaba por la escasez. Le daba a las flores el mensaje de esperanza que quería trasmitirnos a nosotros. El mensaje fue efectivo al punto que sus matas siempre estaban florecidas y hermosas y ella se llenaba de mariposas cuando penetraba diariamente en el enorme jardín que ocupaba todo el costado de la casa; Dios proveía milagrosamente el alimento y uno de mis hermanos y mi padre que cultivaban, terminaron hablándole a sus plantas para que no se dejaran matar por el verano y aguantaran hasta la próxima lluvia.
Por mi parte, me refugié en ese mundo maravillo creado por ella y escapando de lo terrible de la vida de ese momento viví en un mundo paralelo que me guardó de muchas tempestades y me ha seguido guardando después de que mi viejita se fue a vivir en un mundo aun más terrible cuando su compañero de toda la vida murió: el mundo sin recuerdos de un tal señor Alzáimer.
En este libro, en el poema Los consejos de la rosa, ella te revelará doce enseñanzas de oro que, si las sigues, te ayudarán a refugiarte de las tempestades de la vida y a vivir tranquila y sosegadamente, como ella, y alcanzarás tus objetivos de vida, como lo han hecho conmigo.