Reseña

Alucinación mágica y mundo posible

Al interior de Entre piedras cansadas, Olga Bula vierte una fructífera imaginación que le permite crear un mundo completo y coherente, un universo realizado a través del arte de la combinación, la alternancia del poema, el cuento y el ensayo, expresiones colmadas de oberturas, mezclas y entretejidos. Aquí es la poesía su fundamento de la invención y del hacer. Por lo tanto, su característica de búsqueda va a ser el viaje al potens, a la semilla de la eterna probabilidad, a lo recóndito, a la inmensidad de la palabra primera o inicial, lo incierto y lo desconocido, proveniente quizás de la infancia. Se trata de la memoria activa por encima de cualquier desencanto, cuando dice en su arte poética que conserva “símbolos inseguros de los días, lamentos que dirijo a ninguna parte, privilegio de piedras y océanos, exigua simulación del recuerdo”.
Travesía posible gracias a la metáfora de la piedra, aquellos objetos que hacen parte del reino invisible, el de la imagen portadora de sentido. Son aquellas calles adoquinadas que su memoria evoca, las piedras blancas luchando contra la oscuridad; las piedras cansadas del cementerio, o los guijarros que hieren los pies y el camino. Esas piedras que dejan de ser áridas, míseras o carentes, y cobran vida tras su letargo y el mensaje que ocultan.
En esta revelación, existe un intercambio espiritual entre la creadora y el mineral del reino superior, signo y símbolo de una naturaleza que en manos de Olga Bula se vuelve sobrenaturaleza, lucidez, metamorfosis, letra viva, intuición, poesis y utopía, alucinación mágica y mundo posible.
Gabriel Arturo Castro