Reseña

“Cuerpo Alquimia Ecología. Volver al Cuerpo y Habitar el Mundo” está compuesto por tres partes: 1. ”El Resplandor de las Plantas”; 2. “Tejido de Nacimiento”; 3. “Escucha de Alta Montaña”. Estas partes corresponden a eventos artísticos que realizamos a lo largo del 2023 con el Semillero de Investigación y Creación del Observatorio de Poéticas Sociales -conformado por estudiantes, profesores y egresados del Programa de Artes Plásticas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, además de algunos invitados externos-. Así, en la primera parte “El Resplandor de las Plantas”, se presentan los orígenes y las experimentaciones que han surgido con la instauración de una huerta orgánica al interior de la Universidad -con el acompañamiento de Elena Villamil y la Huerta Santa Elena-, desde un conocimiento integral que conversa con otros saberes y sabidurías del mundo, más allá de la academia. Este encuentro con la tierra y las plantas ha avivado una sensibilidad particular en nosotros, fundamentada en la consideración de que ellas -la tierra y las plantas- no son objetos de estudio sino sujetos de conocimiento, también nos enseñan -de otras maneras no racionales, no verbales-. La segunda parte “Tejido de Nacimiento” surge de un encuentro con el pueblo indígena Ko´revaju del departamento del Caquetá, Colombia. Con ellos llevamos a cabo un taller de tejido con la fibra sagrada del Cumare, al que asistieron estudiantes de artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y de la Pontificia Universidad Javeriana. Para Juven Piranga y Yinela Piranga, líderes Ko´revaju, el tejido es un camino para el autoconocimiento, en el que se entrelaza un sentido trascendente de lo humano que está conectado con fuerzas místicas de la vida. La tercera parte “Escucha de Alta Montaña” acontece en el páramo de Sumapaz, en un acogedor lugar creado por el Colectivo Werebere -conformado por Leonel Vásquez, Esmeralda Ramírez, Eloísa e Iris del Alma, una familia de artistas y pedagogos de la plástica sonora- entre el municipio de Sibaté y la laguna Colorados, al sur de Bogotá. Allí caminamos hasta internarnos en el páramo y la laguna, donde Leonel y Esmeralda nos ofrecieron un concierto “anfibio”, en el que el impulso vital del agua y del viento hicieron vibrar una serie de instrumentos sonoros, esculpidos cuidadosamente tras largos años de laboriosidad en la escucha del mundo; también participamos en otras acciones como cantos de vaquería y en la fabricación de nidos para pájaros, mientras nos relataban la historia de este territorio y sus luchas actuales.