Reseña

POEMARIO RECITAR Y JUGAR
El Poemario Recitar y Jugar, se alimenta de la memoria ancestral y está conectado con los dos trabajos anteriores: Canto celestial como memoria ancestral y Palabras y saberes.
Por consiguiente, el mar de palabras que recoge el contenido, es un acto de salvaguarda de la memoria ancestral lúdica de las poblaciones afrocolombianas y populares en el Caribe colombiano y el gran Caribe, circundado por el mar del mismo nombre.
El Poemario Recitar y Jugar, une en un solo circuito cultural el canto, el juego y el dibujo ilustrador de las cuatro partes que integra: Lo afectivo, familiar -social; lo físico -material; o analítico – abstracto y lo justo soberano, de modo que, sostiene la línea de continuidad de la poesía, como sustancia artística. Para estos propósitos, previo a cada poema, se hace una breve etnografía del mismo, a modo de contextualización y evocación del significado que encierra en el mundo étnico de las comunidades.
Esto es así, porque juegos tradicionales y rondas, como el vasito de agua, la peregrina, la sortija tija o timi toma, Emiliano que le dan, que pase el rey, juguemos en el bosque, patilla va o penca atrás, arroz con leche, agua de limón, materilelilelo, la dama, el ludo, integran el canto, la disciplina, organización, el baile, danza, dibujo, cuenteria y múltiples narrativas, mitos, leyendas y narraciones, testimonios de formas propias de contar, ordenar, imaginar y gran estímulo a la capacidad de abstracción y las matemáticas.
Todas expresiones de la oralidad propia de las colectividades afrocolombianas, raizales y palenqueras, esta última sostenida por la cosmovisión, manifiesta en los ricos juegos de velorio que practican en sus rituales, principalmente en el cabildo Lumbalù.
El Poemario Recitar y Jugar, dispositivo pedagógico artístico, alimenta el ideario social de fortalecimiento del ethos colectivo comunitario, articula con la palabra en mano, las múltiples manifestaciones culturales de las colectividades afrocaribeñas y la afrodiasporidad, diseminada en todo el territorio nacional y otras latitudes ecuménicas cultoras del arte de jugar..
Esto tiene un impacto evidente en el quehacer del movimiento social comprometido con el rescate del tejido familiar, la cotidianidad comunitaria como fuente de convivencia, tolerancia, disciplina, organización, lealtad como valores al servicio de la paz que, debe ser recogida en el ámbito de la educación en general y para la identidad, en tanto es un discurso integrador –enriquecedor de las practicas pedagógicas, desde los horizontes de educación propia, etnoeducación e interculturalidad.