Reseña

Desde 1890 hasta nuestros días, las construcciones han ido cambiando sustancialmente, desde sus cimentaciones, sus acabados y principalmente las alturas, ya que en esas épocas lo más emblemático eran las construcciones gubernamentales, de estilo gótico y neogótico, y las residencias que pertenecían a los miembros de las grandes familias, ya que como tal, solo un 10% de los estratos medios y bajos poseían vivienda propia, pero que no tenía parecido a ninguna de las anteriores, comenzando por sus materiales básicos y que eran de una sola planta; por lo cual pienso que es hora de variar la forma de calificarlas para así, depreciarlas.
Dentro del medio de los avalúos o tasaciones, debemos innovar como el principal fin de la profesionalización de la actividad valuatoría dentro del marco de los principios técnicos, científicos, y éticos, que nos ayuden entregar un mejor producto a nuestros clientes y a las instancias judiciales cuando por algún motivo somos nombrados auxiliares de la justicia.
Finalmente, invito a todas las agremiaciones de avaluadores miembros de la UPAV, como Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, y Venezuela, a que implementen dentro de cada uno de sus políticas de avalúos o tasaciones, esta nueva forma de depreciar las construcciones ya que se puede obtener una calificación más objetiva y lo más cercana a una realidad, de tal forma que también quede certificada por International Valuation Standards Council “IVSC”, las Normas Internacionales de Información Financiera “NIIF” y por el Royal Institution of Chartered Surveyor “RICS”, para que la empiecen a aplicar cada uno de los avaluadores o tasadores agremiados.