Reseña

Presentación 9 de 9
Las grandes pestes que han asolado a la humanidad desde que tenemos noticia de ellas, han obligado a las personas a confinarse, recluirse y a silenciarse. Lo vivimos de nuevo con estupefacción, miedo e incertidumbre hace solo tres años; fue un tiempo difícil. Sin embargo, tal parece que olvidamos pronto que fue real, que las calles desoladas en las ciudades y pueblos del mundo, la gente que cantaba desde sus balcones o que aplaudía a los médicos y paramédicos como a los verdaderos héroes que eran, los hospitales llenos, la muerte de tantos, fueron hechos que tuvimos que enfrentar con los ojos abiertos. No había forma de escapar.
Entonces, grupos de conocidos, de amigos o familiares se buscaron para acortar la distancia, soportar el aislamiento poniendo en juego lo que le es más caro al ser humano: las palabras. Hablar y verse en la distancia fue mágico, agradecimos vivir en una era que propiciaba tal maravilla. Y así, los profesores pudieron dictar sus clases, los músicos se unieron de uno en uno para ofrecer a otros conciertos inolvidables, los parientes y amigos pudieron verse. Las noticias nos llegaron y se fueron con sus alas grises.
En abril de 2020, cuando todos estábamos confinados en nuestros espacios privados, en la soledad, con miedo, impulsadas por las ganas de vernos y de escucharnos, un grupo de amigas escritoras decidimos reunirnos en la virtualidad para acompañarnos en la escritura que empezó a fluir como una necesidad imperiosa, urgente. Vernos cada semana fue una fiesta, sin exageraciones. Nuestras voces y silencios, la escucha atenta y gentil, el comentario amoroso e inteligente, le cercanía y la confianza de estar entre iguales nos fueron regalados como dones inapreciables.
Comprendimos o intuimos que repetíamos esta ceremonia semanal como debía estar sucediendo en otras ciudades, en lugares apartados del mundo y nos sentimos hermanadas, ligadas a una herencia de legiones de antepasados, de abuelas, de madres. Historias que compartíamos en la privacidad de esos locutorios de vidrio y de pantallas; historias entrañables enlazadas con esas “otras” que se leían a esa hora en otro lugar, lejanas tan cercanas.
Llevamos ya tres años en esta maravillosa e íntima cofradía en los que los recesos han sido pocos. Comenzamos doce, hoy somos nueve. Algunas no volvieron, otras regresan de vez en cuando. Cada una ha hecho su tarea de escritura, hemos visto crecer libros de cuento, novelas enteras, poemarios. El tiempo ha sido fructífero y generoso. Por eso, este libro es una constancia y una memoria de estos años, un caramelito escaso, un tiraje mínimo pero pleno de talento y de significaciones, un regalo para los amigos, una curiosidad y una ceremonia de cierre.
Nueve somos: Ana María Cadavid, María Adelaida Escobar, Carmen Piedrahita, Andrea Halaby, Elsa Efigenia Vásquez, María Teresa Ramírez, Janeth Posada, Maureen Álvarez y quien escribe estas palabras como agradecimiento a estas talentosas y maravillosas mujeres. Los textos que publicamos son tan diferentes como los universos que cada una habita, y tan cercanos como lo que nos une como escritoras, como mujeres. Una suerte de monjas sueltas, de locas benditas, de irredentas, de enloquecidas, descreídas, sabias e insensatas, nos dimos cita aquí con el único fin de celebrarnos.
Claudia Ivonne Giraldo G.
Octubre de 2023