Reseña

Un poeta es un viajero que navega en su mente, a través de la imaginación, desnuda la playa y ve debajo de las olas algo alucinante, como en una balsa sin remo en medio de la tormenta, porque todo cuenta a la hora de desafiar a la mar. Entre tanto, el mundo material ya reconoce que perdió el esplendor: la armonía de su otrora, porque la idea de crear lo inexistente es el retorno, a lo que por ente no existe en un supuesto mundo civilizado e inhumano. Dentro del confuso orden claudica la sociedad, bajo un nuevo caos que pone fin a lo que parece perfecto. No es raro que lo intelectual y lo divino es blanco, y no es de extrañar cuando el cáliz y la palabra no está en el infierno, porque el siglo xxi será otro siglo de luz y oscuridad, por lo que habrá que escoger entre otras razones, los demás desaparecen en la narrativa poética de la post modernidad, y no se replantea la posibilidad de brillar. Leónidas dejó escrito en las Termópilas que el sentir de la democracia no había sido un discurso, ni una ley, sino el valor por la libertad más allá de la razón, pero así mismo más allá de la muerte. Un lugar en la imaginación es sólo un arribo, a lo que se dejó de construir, a partir de la idea de Dios.