El lugar de lo poético y otras convulsiones
Autor: | Marentes Rodríguez, Liliana Marcela |
La Poesía, si va de la mano de las cosas que nos rodean (la naturaleza, el entorno, lo familiar, la amistad,) adquiere una doble significación. Por una parte restablece una vieja tradición del poema como elemento de vida y por la otra reivindica el lenguaje del ser como puente de una colectividad.
La mirada de Liliana Marentes, a partir del poema, parece emerger de una ventana en la que asoma la diversidad en sus rasgos más terrenales. Estamos ante una terrenidad que si bien parte de un yo poético individual, a medida que el lector avanza en el viaje de la lectura, ese punto de partida se va asumiendo como un eco integrado por un paisaje más extenso.
Tampoco son ajenos a la escritura de la autora los temas referentes de la literatura. De esta
manera, hablar del amor, la emoción, los sueños y el desencanto, es reivindicar la voz y el canto como herramientas de una sociedad en la que el tiempo para el consumo de lo poético
se reduce de manera considerable. La autora de El lugar de lo poético y otras convulsiones lo sabe. Por eso sus poemas nos regresan al ritual, al campo de la memoria, a lo que es motivo de gozo y dolor.
No había relacionado la palabra convulsión con la palabra acción. Y claro, la poesía suele ser una revelación de instantes, una ebullición constante, agitación de la memoria y detonante del presente y del futuro. De ahí que cuando la montaña nos abraza, la tierra nos acaricia y el viento esparce la palabra, lo que deviene es el ser en erbeldía para fundar el lugar de lo poético. Tan sencillo o tan complicado como decir que no hay armonía sin subversión.
Si hubiera qué elegir un solo verbo para caracterizar la obra de Liliana ese sería sin duda el verbo tejer. Y sí requerimos de un adjetivo este sería, me parece, el término “fino”. Tejer fino, son las palabras que más precisan sus textos. Una poesía puntual que encarna en la cotidianidad y deja de lado lo superfluo y lo efímero para adentrarse en caminos que al huir del facilismo y del poema hermético, lo que ofrece en sus versos es una casa con muchas puertas.