Reseña

Es una historia de un niño y un colibrí. Un colibrí, que como todo ser fantástico tiene el don de ver y encontrar la belleza para la vida en la naturaleza que descubren en un maravilloso viaje. Como aventureros el niño y el pájaro recorren la geografía, descubren los colores, las mezclas, las formas para llenar de vida y color la tristeza de los niños.

Una historia que nos transporta al mundo de la imaginación y del asombro, de descubrir la creación y la capacidad de maravillarse. Dos cómplices que crean e inventan, hace de su mundo un gran paisaje que, junto con matachines, flores, animales, entonan los cantos para aquellos niños que quieran sonreír.

Un texto que sirve para los talleres, cursos y demás actividades que promuevan la lectura, no importa la edad, pues el color y la fantasía no tiene tiempos, existe al lado del color y a cada instante se transforma, ya sea en los labios, en las plumas, en las manos o en el juego de los niños o de todo aquel ser, que, como un colibrí, no para de mover sus alas y de llevar entre sus plumas la iridiscencia del color.

Una historia que, con ritmo poético, en estrofas de cuatro versos, durante 80 páginas va volando y atravesando diferentes vientos. Hay que dejar que la imaginación monte en el colibrí y que su corazón se acompase en el ritmo del poema como en la belleza de las ilustraciones que le acompañan para poder entrar a ese cuadro que día a día, un colibrí llamado Ronole y un niño inventan un hermoso paisaje.