Reseña

En el vientre de las montañas, en el fondo del mar, en la inmensidad del universo y en el corazón de todo ser vivo, late una fuerza invisible que da origen y continuidad a toda la creación, reproduciendo la vida de manera continua. Esta fuerza se manifiesta en la Naturaleza, en su constante movimiento, evolución y armonía; siendo también parte de nuestra naturaleza como seres vivos, unificandonos con toda la creación, con los principios universales que rigen la existencia desde el Origen del tiempo.

Esta energía originaria vive en las raíces de la tierra, en nuestra memoria genética, y nos adentra a lo profundo del instinto primario; unificando la oscuridad de nuestro interior que da luz a nuestra verdadera naturaleza; integrando las partes de nuestro ser que han sido separadas por la información subconsciente del ego, que ha creado desconexión en nuestro ser y nuestra relación con la vida, lo cual de manera colectiva, como humo oscuro, ha permeado nuestros pensamientos, palabras y acciones para hacernos partícipes de una batalla sin sentido ni fin, con nosotros mismos y el mundo; nos ha hecho creer que somos el centro del universo y dueños de la naturaleza, divididos e identificados con lo material; creando destrucción a nivel íntimo, ecológico y social.