Reseña

Ya sin afán, por ninguna de las modalidades de un suceso controlado, pues no es predestinado, y con todo el tiempo para desmenuzar los temas, presentará “Las sombras devoradas”, una idea de los años noventa, antes de concebir el estadio transitorio que le llevaría a dejar el sarcasmo, la ironía, la sátira, y en cierto modo, el irrespeto hacia todo aquello que figuró más serio y sin la suspicacia del impulso inicial.
De hecho, en un sentido subjetivo dejarían de interesar los alimentos pensables o la suspicacia de un icosaedro, en cuyas veinte aristas se le antojaba la realidad; de ahí que en el trata-miento del proyecto debiera lograr la precisión y seriedad necesarias, que con la mera sorna y el eufemismo no habrían sido posibles.
La labor de la escritura consistiría en aclarar la beligerancia, no siempre razonable, por desvirtuarse en juegos semánticos. Un trabajo largo. Ejercitar la atención al máximo sería el segundo movimiento, pues en la etapa de apuntes se pudieron colar, fruto de la beligerancia, cosas exageradas, y debían raerse, simple y llanamente por no corresponder a la hondura del ejercicio; tan hondo y serio que transcurren más de treinta años.