El amor, la poesía y otras formas de protesta
Autor: | Miranda Bermúdez, Silvia Patricia |
Colaboradores: | Avila Pérez, Alfonso José (Editor Literario) Herrera Lora, Rosa Alejandra (Coordinador Editorial) Avila Bustos, Camilo José (Diseñador) Avila Pérez, Alfonso José (Ilustrador) |
Silvia Patricia nos muestra una poética real, un tanto cruda, y nos sugiere la necesidad de un mundo más comprometido con el arte y la cultura. En el poema "Otras formas de perpetuar el arte" vemos como alza su voz para recordarnos que: “Ese día clamaron las piedras / y los grafitis que albergaron por años / las huellas de una lucha / que soportaron los escupitajos del declive, / las heces de la injusticia, / la impotencia por la muerte de tantos inocentes.../ saltaron de su exilio para elevar un grito de libertad, / rompieron la indiferencia del pueblo”. Son versos en los que se siente la propia voz del pueblo, y van en consonancia con aquel precepto de la inmortal poeta española Gloria Fuertes, que reza: “Antes de contar las sílabas, los poetas tienen que contar lo que pasa”, y en este sentido, esta obra, además de estéticamente bien lograda, es hermosa.
A pesar de que este poemario se gestó en un momento en el que cundía la desesperanza, también se vislumbraba el renacer, el nuevo amanecer de todos; y es el recorrido metafórico que hacemos a leerlo. Solo me queda invitarlos a descubrir las formas multicolores que produce en el alma, unos versos cargados de anhelos, de cambio, de una lucha con las mejores formas protesta. Los dejo con este fragmento del poema "Tristeza y olvido"; y que ningún sueño, de ningún hombre sobre este planeta, sea nunca interrumpido abruptamente por el miedo, o por la violencia de los sonidos siniestros del dolor y la muerte.
“Oigo desde mi balcón el triste llanto de los olvidados; / me desespero buscándolos / entre el abismo y el cielo. / No los veo, pero los oigo, / su pena se ha infiltrado en el tuétano de la indiferencia, / ya nadie los ve, / su sollozo recalca el injusto dolor de los invisibles, / de los inocentes soñadores de patria, / de los cantaores de verdad, teñidos de sangre”.
Orlando Hernández Gómez