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ISBN 978-958-49-8713-6

Construyendo futuro. Experiencia Formativa del Colegio Paulo VI de Bogotá

Autores:Baracaldo Quintero, Martha Elena
Gómez González, José Vicente
Gómez Chiquillo, Próspero Buenaventura
Colaboradores:De Backer, Alfonso Emiel (Coordinador Editorial)
Hortua Garzón, Juan Ignacio (Coordinador Editorial)
Delgado Hernández, Luis Carlos (Coordinador Editorial)
Forero Rodríguez, Agustín (Coordinador Editorial)
Editorial:Baracaldo Quintero, Martha Elena
Materia:370 - Educación
Clasificación Thema::JNE - Pedagogía social
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2023-02-15
Número de edición:1
Número de páginas:92
Tamaño:15x23cm.
Precio:$45.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

En el presente trabajo titulado: Construyendo futuro: experiencia formativa del Colegio Paulo VI de Bogotá recogimos las trayectorias educativas de quienes fuimos formados desde el año 1965 hasta el año 1973.
La sistematización de esta experiencia fue ordenada teniendo en cuenta tres momentos sustanciales: el de la fundación, el de la reestructuración y el de los cambios en la organización institucional. La definición de estos momentos permitió señalar los trayectos que se construyeron a lo largo de la educación ofrecida por el Colegio Paulo VI de Bogotá.
En el momento de la fundación (1965-1968) se exponen las finalidades que orientaban la formación del Colegio Vocacional Paulo VI, dirigido, en ese entonces, por la comunidad de los Sagrados Corazones, particularmente por la provincia de Bélgica. Los sacerdotes belgas que inicialmente fueron encargados de esta misión fueron Adalberto Van Vrachem, Manuel Van Vrachem y Alfonso de Backer, quien asumió la rectoría del Colegio Vocacional.
En el momento de la fundación tres son las acciones que orientan la formación de los estudiantes: i) el trabajo, ii) estudio y iii) cultivo de la vocación religiosa, En relación con el trabajo, es importante señalar que este esta orientado por las ideas de la escuela nueva, en las que el trabajo se refiere a una determinada manera de organización de la institución escolar en grupos de trabajo, los cuales cimentan la formación moral de los estudiantes y por ende de la sociedad.
Se destacan aquí las distintas maneras como se configuran los grupos de trabajo: grupos de trabajo responsables de las labores del internado, grupos encargados de fabricar los bloques que se utilizarían en la construcción del colegio y grupos encargados de la construcción del colegio. Estos grupos se amplían posteriormente en los talleres de tejidos y en los tallados de madera. Las diferentes acciones realizadas por los grupos de trabajo se remuneran nominalmente como parte del pago de la pensión, de acuerdo con el número de horas trabajadas.
Los testimonios respecto a los grupos de trabajo nos permitieron concluir que mediante el trabajo los estudiantes se apoyan solidariamente y aprenden a ser responsables de sus propias acciones y de las de los otros.
En cuanto al estudio, en las horas dedicadas a este, los estudiantes cursan las materias con un profesor responsable de cada una, trabajan en pequeños grupos y en talleres.
En lo relacionado con la vocación religiosa, se configura un ambiente religioso mediante la participación diaria a la misa y el acompañamiento de sacerdotes quienes se encargan de la dirección espiritual de los estudiantes.
En el momento de la Reestructuración(1969-1971) hay un cambio de rector y el colegio pasa a ser dirigido por el sacerdote belga Gilberto Vanoutrive y el sacerdote Alfonso de Backer pasa a ser el vicerrector. En ese momento las niñas ingresan al colegio y el Colegio se denomina Colegio Paulo VI.
Un acontecimiento importante para la dinámica del Colegio fue el ingreso de los estudiantes provenientes del Liceo Académico del Norte (LAN) quienes venían de la experiencia formativa generada por la implementación del Modelo Educativo Integral (MEI)
El ingreso de los estudiantes del LAN origino que el colegio Paulo VI ampliará y cimentará sus procesos de trabajo pedagógico. Por tal razón se introdujo la clase magistral y el trabajo en pequeños grupos. Los profesores Germán Pilonieta, Jairo Muñoz, Carlos Eduardo Álvarez y Nelson Romero, fueron los encargados de dinamizar el Modelo Educativo Integral.
Se destaca en esa época el trabajo en pequeños grupos, cuya organización posibilita la configuración de nuevas relaciones, mediante las cuales los estudiantes se forman crítica y analíticamente.
Además de este proceso formativo, los estudiantes asistían a talleres de ebanistería, mecanografía, taquigrafía, contabilidad, mecánica automotriz, entre otros. También, los estudiantes en grupos participaban en el trabajo deportivo: futbol, basquetbol, volibol, atletismo.
Como parte del proceso formativo es conveniente mencionar el trabajo cultural. Aquí los estudiantes organizados en grupos participan en las distintas expresiones artísticas: declamación, baile, coro, teatro, cuenteria, fonomímica, entre otras.
Como parte de la formación cultural las clases de español se caracterizaban por los Centros Literarios, en los cuales, dependiendo de la temática, se realizaban dramatizaciones, sainetes y comedias.
Otro mecanismo formativo fue el de las salidas, pues estas aportan aprendizajes en los ámbitos afectivos, sociales y culturales. Al respecto, se iba a cine, se visitaban pueblos y ciudades de Colombia. Siempre organizados en grupos.
Vale la pena destacar que en todo este proceso los padres de familia también participaban en las distintas actividades del colegio. Entre estas, participaban en la evaluación académica de sus hijos, organizaban bazares y otras actividades sociales para recaudar fondos para beneficio del colegio.
Una experiencia de gran relevancia, en esta época, fue la de la evaluación del aprendizaje pues esta se deriva del proceso del trabajo grupal y de las clases magistrales. La evaluación es orientada por dos acciones: la valoración individual y la valoración grupal, las cuales están relacionadas entre sí. Una enseñanza importante de la evaluación es que esta permitía saber qué se había aprendido, qué dificultades se habían presentado durante el proceso formativo, y cómo se podrían superar. La evaluación se hacía en grupo, no había calificación pues lo que se usaban eran unos criterios para valorar los compromisos que se tenían con las responsabilidades académicas adquiridas por los estudiantes.

En el momento de los cambios de la organización institucional se expande el colegio con la apertura de los grados quinto y sexto de bachillerato, propiciado por la nueva administración, pues el colegio es comprado por la Fundación Restrepo Echevarría.
Los cambios que se producen son los de los tiempos de clase, pues se establecen tres jornadas: mañana, tarde y noche. Esta nueva segmentación del tiempo dispone las clases escolares, por asignaturas específicas. Bajo esta disposición se vuelve al sistema de calificaciones y se realizan previas y cuestionarios
Las vivencias que se narran en cada momento establecido son el resultado de la reconstrucción colectiva de los acontecimientos y situaciones que dejaron huellas en cada uno de los estudiantes y profesores de esas épocas
La experiencia que resulta muestra la complejidad de las relaciones educativas y la concreción de las distintas prácticas pedagógicas que delinearon modos de formación singulares en los momentos señalados.
Finalmente, las narraciones de los modos de formación específicos muestran el sentido educativo de la experiencia y la importancia social que tienen los proyectos orientados por una educación integral.



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