Reseña

Pocas veces podría uno hablar con tanta claridad de una condición dolorosa como cuando la ha padecido. Ser migrañoso tiene un perfil individual de presentación, desde las formas ocasionales o crisis, hasta la permanencia en el tiempo en las migrañas crónicas. Poder compenetrarse con el paciente genera empatía al estar del mismo lado.

Todo tipo de dolor incapacita alguna función, desde la concentración, la actividad física, laboral, estudiantil, sexual, lúdica y altera condiciones especiales como el ejercicio, el período menstrual o el embarazo.

Minimizar el dolor y enfrentarnos solo al dolor agudo no es coherente, hay personas con dolores de baja intensidad por años, que sienten un alivio especial cuando desaparece, porque nos hemos acostumbrados a minimizar los umbrales de dolor moderado y leve, simplemente porque el que es agudo indispone, inhabilita o nos aísla de la vida misma.

Soy migrañoso y puedo recordar mis trece años, con los trece capítulos de este libro que lleva mucho tiempo guardado esperando el momento propicio. Me he dedicado a la Neurología general desde 1988 y los treinta años de docencia me han dado la autoridad como paciente, profesor y alumno.

La primera conferencia sobre dolor de cabeza fue dos meses después de mi grado de especialista en Neurología de la Universidad de Antioquia y recibí el empujón anímico de mis profesores de Medicina Interna, al igual que los de Neurología. Estando en la Universidad Pontificia Bolivariana fui invitado por la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (ASCOFAME) para dirigir el primer protocolo sobre dolor de cabeza en Colombia, mi tutor internacional fue el Dr. José Miguel Laínez, una autoridad en el tema, miembro directivo de la sociedad Internacional de Dolor de Cabeza (International Headache Society) que nos vinculó afectiva y académicamente.

Propuse el día internacional de sensibilidad sobre dolor de cabeza (International Headache Awareness Day), idea que presenté a la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por motivos logísticos lo abordó la IHS por intermedio de su secretaria en ese entonces miss Valerie South.

Lo más importante no son los reconocimientos ni las asociaciones, son los pacientes y mis alumnos los que mantienen vigente todo lo que he aprendido para ellos y que primero que todo pongo en práctica yo mismo como migrañoso, sé lo que sienten, lo que sufren y por eso trato de estar con ellos, los acompaño los animo y los amo.