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ISBN 978-958-49-5972-0

De terrorista a santo
Santa Cruz el cura de la paz

Autor:Medina Patiño, Isidoro
Editorial:Medina Patiño, Isidoro
Materia:001.4 - Investigación
Clasificación Thema::NHTB - Historia social y cultural
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2022-06-01
Número de edición:1
Número de páginas:350
Tamaño:16x24cm.
Precio:$50.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Tomado del periodico El Tiempo.
Por: Francisco Celis Alban

Isidoro Medina Patiño, pastuso de adopción y hoy dedicado a la investigación histórica, rescató del olvido esta figura paradójica que, a pesar de sus extremistas fechorías peninsulares, llegó a Colombia para convertirse en un hombre entregado al beneficio de los más pobres, los indios, los campesinos y los niños.

Este cura Santa Cruz llegó a ser tan peligroso que el rey le puso precio de 40.000 reales a su cabeza en 1876. Fue pionero en la guerra de guerrillas contra los ejércitos regulares de la Corona. Su estrategia era paralizar las comunicaciones en España: dinamitaba puentes, trenes, torres de telégrafo.

Ramón del Valle Inclán se refirió a él en su Gerifaltes de Antaño, Pío Baroja lo describe en Zalacaín el Aventurero como un pobre diablo histérico y enfermo , y don Miguel de Unamuno también lo atacó en Paz en La Guerra, para luego, casi al final de su vida, exaltarlo en su libro San Manuel El Bueno.

Estuvo 18 años escondido en Europa. Luego, se dice, fue visto en Londres, en Jamaica y Panamá. Al final, un jesuita influyente, amigo y compatriota suyo, consiguió que lo trasladasen al colegio-seminario de Pasto , en 1892.

En Pasto comenzó a llamarse Manuel Loydi. Daba clases de inglés, francés y latín en el Colegio Javeriano. En 1899 estalló la Guerra de los Mil Días y es nombrado general del ejército conservador del sur por el presidente Eloy Alfaro y el obispo español Ezequiel Moreno. El no acepta ser militar, pero sí se encarga de las estrategias militares y se hace muy famoso.

Terminada la Guerra de los Mil Días, Santa Cruz fundó el pueblo de San Ignacio, en el municipio de Buesaco, norte de Pasto, y se dedicó a peregrinar pidiendo limosnas para los habitantes de esa región y para las comunidades indígenas del Putumayo, Cauca y Ecuador.

La investigación llevó a Medina al pueblo de San Ignacio, donde guardan las pertenencias del padre Loydi con veneración, pues es tenido como un santo. “Allí encontré sus prendas de sacerdote, conservan unas 20 de sus casullas, apolilladas; la ropa; la cama; su Biblia; sus libros; su armonio, muy destruido. Todo como lo dejó cuando murió, el 10 agosto de 1926” .

Este libro muestra una existencia paralela entre la condenación y la santidad, el terror y la paz. Estas páginas presentan la historia de un cura guerrillero que despues de una vida de azares guerreros y políticos, murió siendo un hombre de Dios.

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