Reseña

Definieron cultura, un sustantivo que es acción, desde el racional de quienes observan, analizan y concluyen, lo cual es posible. El lío es que el concepto logrado se escapó de la esencia de la maravillosa palabra. Y se escapó sencillamente porque la habilidad de estas inteligencias olvido que la cultura era acción, experiencia e inteligencia. Pero no la que ellos manejan y conocen, sino otra misteriosa que habita desde el centro de la tierra y desde lo que somos. Esto ocurrió, y nos quedamos con una cultura que puede ser cualquier saber o conocimiento, existe incluso la cultura del narcotráfico, de la corrupción, del sicariato. Puesto así, cultura es todo y no es nada al mismo tiempo ¿cómo hacemos pues para reclamar por algo que puede ser cualquier cosa? Habría que reclamar por todo, complicado.
Es necesario volver a indagar sobre este término, porque si bien está en todo, no es todo. Tal cual la política, puede estar en todo, pero no todo es política. Quiénes podrían entonces indagar esta cuestión de otra forma que no nos conduzca a lo mismo, la economía la definen los economistas, la antropología los antropólogos. Porqué la cultura no la definen los hombres y mujeres de la cultura. Serían ellos quienes nos darían una visión distinta, pues son ellos los que tienen una relación experiencial con ella, que les permite tener una información sobre la misma que va más allá del análisis.
La cultura propone un discurso, un discurso que ha sido ignorado. A ella se le usa como mercancía o cómo instrumento para expandir ideologías y se dice que se está haciendo cultura. En realidad, se le somete y explota de una forma u otra. El día que su discurso sea tenido en cuenta, nos llevaremos una sorpresa mayúscula, nos daremos cuenta que allí hay un conocimiento que nos puede sacar del caos y la demencia en que hemos vivido desde siempre.
¿Se puede por fuera de la academia hallar el sentido del hecho cultural? ¿se puede liberar ala cultura de la industria cultural? Se requiere de una rebelión para poder llevar a cabo tales tareas, una rebelión que nada tiene que ver con armas ni choques, en la que todos nos hagamos responsables de nuestra capacidad de generar armonía y belleza. Un aprender en el que todos seremos profes y alumnos, en el que el tiempo y el espacio se disuelvan para permitir la vida.