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ISBN 978-958-49-5573-9

La Demolición de Venezuela
Herramientas logros y fracasos de la Revolución Bolivariana

Autor:Montes Rodríguez, Joaquín
Colaboradores:Rodríguez De Montes, Maria Luisa (Editor Literario)
Rosero, Juan Nicolás (Coordinador Editorial)
Cruz De La Torre, Liliana (Ilustrador)
Montes Cruz, Rodrigo (Diseñador)
Editorial:Montes Rodríguez, Joaquín
Materia:987 - Historia de Venezuela
Clasificación Thema::KCX - Crisis y desastres económicos y financieros
KCM - Economía del desarrollo y economías emergentes
1KLSV - Venezuela
JPZ - Corrupción en la política, el gobierno y la sociedad
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2022-04-08
Número de edición:1
Número de páginas:304
Tamaño:15.2x22.8cm.
Precio:$65.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

M
edio siglo de historia de Venezuela estará marcada por la figura de Hugo Chávez y su Revolución Bolivariana (de aquí en ade-lante RB).
El Caracazo de 1989 señaló los límites del modelo político-económico anterior, una democracia bipartidista basada en la ri-queza petrolera con un estado paternalista y generoso, pero tam-bién con un lastre de corrupción y prácticas antidemocráticas. Como veremos, no era negativo el balance de la hoy llamada “IV República” (así llamada por contraposición al MVR, “Movimien-to Quinta República).
Hugo Chávez es un producto del Caracazo. Su golpe de estado fallido a tres años del evento y en contra del presidente que lo había sufrido está inmerso en el descontento de la población con-tra las élites: contra la desigualdad, contra la inestabilidad y tal vez contra el estancamiento. Y muy significativamente, contra la corrupción del régimen.
Hugo Chávez llega al poder por la vía electoral en 1998 y gobier-na desde 1999 hasta talvez mediados del 2012. Hasta entonces no parecía un mal gobierno; cierto, se puede criticar una tenden-cia antidemocrática durante su segundo período (2006-2012), o también criticar una generosidad excesiva con otros países, o re-galos domésticos que no parecían sostenibles en el mediano y largo plazo, etcétera. Y por supuesto, prácticas corruptas que co-menzaban a transparentarse. Pero a primera vista, los resultados sociales en educación, salud, vivienda, podían justificar ciertos desperdicios.
Y sin embargo, corrían en paralelo dos cánceres: el de Hugo Chávez y el que la RB le estaba generando al país. Todas las ci-fras nos indican que la caída de Venezuela en el abismo ocurrió básicamente durante el gobierno de Nicolás Maduro gracias a que hasta último momento la suerte favoreció a Hugo Chávez, pues la coyuntura de altos precios del petróleo resulta simultánea con su gobierno. Pero los factores esenciales de la debacle estaban pre-sentes desde mucho antes. El estrepitoso deterioro de los indica-dores económicos cuando golpeó la crisis petrolera obliga a una distinción entre lo estructural y lo coyuntural: mientras lo estruc-tural auguraba la catástrofe, la coyuntura favoreció a Hugo Chá-vez hasta su muerte. La RB (Revolución Bolivariana) fue un ré-gimen propenso a la corrupción y el gigantesco gasto en los últi-mos años de gobierno de Hugo Chávez se hizo en un régimen tomado por los corruptos.
La caída de la economía venezolana es la mayor jamás registrada: nunca un país en este hemisferio había ostentado el título del país más pobre del mundo. La caída supera los resultados de largas guerras como las de Angola, Libia, Nicaragua o Sudán. El éxodo venezolano es mayor y más veloz que el generado por Assad en su guerra contra su pueblo en Siria. Sin guerras ni desastres natu-rales, resulta difícil explicar la profundidad de la fosa donde aca-ba sumergida Venezuela.
Lo inexplicable y enigmático no queda reservado a los números materiales. Las respuestas de la dirigencia bolivariana a los pro-blemas económicos que enfrentaron fueron absurdas. En la ideo-logía de los dirigentes es esencial un desprecio por la noción de capital, que hace imposible calificarla de marxista. La RB intentó dirigirse hacia una dictadura del proletariado, pero sin aparato de partido. Tampoco se la puede calificar de estado fallido o estado mafioso: hasta el último momento había una inexplicable unidad en el mando, un poder central en algún sentido incorruptible y con una extraordinaria inteligencia en lo político, bien diferente de la mostrada en lo económico.
A lo largo de esta obra se describirán las herramientas y los resul-tados de la RB. Los resultados ¿fueron buscados a través de las herramientas usadas, o se llegó a ellos de manera imprevista? Es-te análisis de objetivos y herramientas permitirá explicar lo inex-plicable.
Las cifras de la RB no son fáciles, pues produjo información sólo en cuanto le fuera favorable. Desde 2003 las cifras cambiarias fueron oscuras y las cifras petroleras estaban falseadas. A partir del 2014 desaparece todo tipo de información: inflación, escasez, pobreza, demografía, producción, seguridad, educación, salud, violencia, etcétera. Espero que el principal valor de esta obra esté en el uso de fuentes renovadas provenientes de fuentes externas y de ONGs, gracias a lo cual obtengo un panorama que tiene coherencia entre lo social, lo macroeconómico, el comercio exte-rior, la demografía. Afortunadamente para el análisis (y des-afortunadamente para el país) los movimientos observados son de tal magnitud que es posible obtener un panorama sólido entre estimativos gruesos, observaciones anecdóticas, cifras interna-cionales y los múltiples observatorios civiles que han tomado el testigo abandonado por el estado. Márgenes que de otra manera serían inaceptables resultan útiles aquí: Una caída del producto de más o menos 10% genera un total de 65% o de 85% de caída, que en cualquier caso sería el segundo récord en el registro, o bien la ganadora absoluta. Una exactitud de la inflación de ± 0,1 (10%) es más que suficiente para determinar si el salario cayó 90%, podría haber caído 85% o 95%, y eso no cambiaría el he-cho de la demolición del mecanismo salarial. Sean cinco o sean siete millones, los expulsados por la RB se comparan con las tra-gedias de Siria o Camboya.
Me es imposible terminar sin destacar la terrible tragedia humana que implican las cifras que mencionaré fríamente, incluso tratan-do de cuantificarlas como capital humano. El peor éxodo recien-te, el sirio, es comparable en la actualidad al venezolano. El éxo-do sirio implicó una guerra contra sectores de la población, el desplazamiento de ciudades enteras, la muerte de millares de per-sonas. Ahora bien, el éxodo venezolano, que ya casi lo alcanza en magnitud, fue mucho más súbito y veloz: fue peor. El impacto que lo causó se adivina más grave que la guerra de Assad contra su población: Maracaibo demolida por la RB se revela, a la luz de las cifras, de una destrucción peor que Alepo, demolida por las bombas.
Me es difícil pensar en las cifras globales sin descender al nivel individual, sin mencionar una terrible odisea, que está aún por escribirse, la odisea de quienes caminaron desde el delta del Ori-noco hasta la Patagonia, quienes quisieron atravesar el Atacama a pie, quienes subieron al páramo desnudos...

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