Reseña

"Era famoso por la velocidad pasmosa con la cual era conducido: 40 kilómetros por hora, saliendo de Majuno a las cuatro de la madrugada atiborrado de costales de carbón y llegaba a Barranquilla después de un viaje de tres horas hecho a un ritmo pausado pero constante. En el camino los transeúntes se apartaban no tanto por miedo como por compasión, para evitarle cualquier obstáculo, además que mu-chas veces lo seguían a pie, para empujarlo cuando el viejo camión perdía la fuerza al subir la pendiente de Juan Rivaldo. Nadie se imaginaba lo que saldría de esos miles de viajes. La carrocería era una troja construida con madera de ceiba que, al pasar los muchos años, se había retorcido como una cerca, ladeada por la fuerza del viento y estropeada tam-bién por el salitre que fue carcomiendo la cabina, donde lo acompañaban algunos de sus hijos, mientras los otros iban encaramados sobre los bultos en la troja famélica. Eran los ayudantes forzudos, quienes cargaban y descargaban el camión como hércules provincianos, vestidos a la usanza de un obrero natural, y ejercían el oficio más por diversión que por necesidad del dinero..."

Dimas Antonio Acuña Jiménez
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