Reseña

Escribirle a la violencia en Colombia es como rezarle la misa diaria al pan nuestro. Se le escribe como catarsis, como testimonio, como memoria, como clamor, como venganza. Se le escribe por amor a Dios o como alma que nos lleva el Diablo. Y ese acto de escribirle es la evidencia y síntoma de que la paz sigue siendo la utopía.

La vida de Canuto Espejo Requena, narrada por el consagrado periodista Rafael Sarmiento Coley, la vemos trazada por su esfuerzo indoblegable por huir de la violencia que lo visitó desde una edad muy temprana. Su huida es la crónica de una Colombia campesina cuyas historias se convierten en música, en leyenda, tan compenetradas con la Historia del país como los lazos que unen a la clase política dirigente con los señores de la guerra que asolan el campo.

Cincuenta años después de rumiar periodismo, Rafael Sarmiento Coley saca un tizón de su fuego vivo para que la novela que llevaba adentro salga a la vida, a mostrarnos la doble cara de Canuto Espejo, la historia del campesino que decidió desdeñar de la brutalidad de las armas para tomarse el filo de la palabra en “el pulmón de la democracia”.
¿Qué precio tiene el alma dispuesta a eso? Canuto Espejo lo supo cuando en vez de mirarse la cara en las aguas diáfanas del arroyo primitivo, se encontró, muchos años después, con su rostro reflejado en el fino cristal de un hotel capitalino. De eso se trata esta historia, la doble cara que a Colombia muy bien describe.