Taller de diseño Shipibo-Kkonibo para desarrollar la noción espacial en niños de educación inicial
Autor: | Bada Laura, Wendy Nelly |
El arte ha sido una de las herramientas usadas para representar la cultura de una determinada comunidad desde tiempos inmemorables, partiendo de las pinturas rupestres hasta las expresiones vanguardistas de las últimas décadas. Sin embargo, los accesos a la cultura han afrontado múltiples barreras respecto al campo artístico, donde se atraviesa un impedimento al acceso de infraestructura, falta de formación artística, entre otros factores; todo ello implica que se vea afectada la representación y perpetuidad de las manifestaciones artísticas y culturales de una determinada sociedad, socavando a su vez el establecimiento de una identidad cultural para las comunidades.
La identidad cultural de una comunidad está definida por los rasgos intangibles que determinan su representación como: la lengua, los comportamientos colectivos, tradiciones, creencias, sistemas de valores, localización, entre otros, todos estos rasgos son elementos que permiten el desenvolvimiento de la comunidad; en este sentido, es importante reflexionar sobre el valor que tienen las diferentes representaciones culturales comunitarias dentro de la construcción de la identidad propia y el patrimonio. De esta manera, Mario Fernando Neyra Bazán indica que la identidad cultural está referida a la marca que distingue a un pueblo y su cultura trazada por diversos factores que caracterizan a dicha comunidad y la identifican del resto. Por tanto, existe una autopercepción individual de pertenencia a un grupo y a la vez una identidad colectiva que los hace reconocerse como culturalmente iguales.
Bajo la premisa anterior, se comprende que para desarrollar la identidad cultural de un individuo es necesario que este participe dentro de la comunidad, por lo que se deben considerar los rasgos inherentes al sujeto como su autopercepción, además de los rasgos generados por la comunidad en la que se inserta, es por ello que se resalta la interacción del individuo con su entorno.
En este sentido, se desarrolla una contribución, ya sea de manera consciente o inconsciente, entre el individuo y su comunidad, lo que permite la construcción, aporte y refuerzo de los rasgos culturales, al establecer y afianzar así la identidad cultural individual y colectiva. Es aquí donde resalta la importancia de las representaciones artísticas como parte de los rasgos inherentes de una comunidad para establecer su identidad, partiendo de la distribución que se da a través de la pedagogía, dado que es fundamental afianzar la identidad cultural durante las primeras etapas del aprendizaje, aplicando un proceso educativo eficaz.
Así mismo, la representación artística como parte del proceso de aprendizaje en los niños permite el desarrollo de sus capacidades y habilidades lógicas y psicomotoras, así como el reconocimiento e identificación con el entorno en el que se desenvuelven. En ese sentido, Sonia Chambi Chura resalta la importancia el desarrollo de la idea de espacio en los niños, ya que esta determinará la concepción que tengan sobre su entorno.
De este modo, se destaca la envergadura de las representaciones artísticas para desarrollar las capacidades, habilidades y conceptos referentes al espacio y el tiempo que perciben los niños y con ello su vinculación con la comunidad al reconocer la localidad donde crecen y su identificación cultural a través del arte como parte de la pedagogía.
Es así que la educación a través del arte es crucial para que el individuo desde temprana edad pueda involucrarse con su comunidad y de esa forma asiente las bases de su identidad cultural, a través de las diferentes expresiones artísticas que puede mantener un determinado lugar. Se resalta a su vez la importancia de que la educación mediante el arte sea impartida desde la infancia. Desde esta perspectiva, Efraín Cristino Yovera Sandoval indica que la educación es un punto clave para conservar la cultura y para formar la identidad de los individuos; en ese sentido, cada persona manifestará su cultura y, al mismo tiempo, mediante la interacción con los otros, reconstruirá su identidad.
Partiendo del argumento precedente, se alude que la educación es una pieza clave que permite al ser humano la formación de su identidad cultural, por ello, la educación artística puede contribuir de manera amplia con la construcción de la identidad de los niños, además de incentivar el desarrollo de las capacidades que se desarrollan durante los primeros años de la infancia.
Por lo tanto, se concluye que es fundamental el desarrollo de talleres artísticos como parte de los procesos de aprendizaje de los menores en etapa escolar, pues, de esta manera, se puede fijar la identidad cultural e identificación con la comunidad en la que el niño se desenvuelve, así como acrecentar su perspectiva individual.