Reseña

Cuando nos formamos una imagen parcial de Dios, aceptando solo Sus cualidades que nos gustan; pero rechazando las demás, estamos creando un dios falso, que sea agradable para nosotros y conforme a nuestra imagen. En tal caso, estaremos adorando a un dios fraudulento, un ídolo, lo cual nos convierte en idólatras, es decir, en pecadores, ofensores del verdadero Dios. Por lo tanto, es necesario conocer a Dios íntegramente y no en forma parcial y prejuiciada.
A muchos les fascina decir que Dios es amor, que es bueno y clemente; que es generoso y lleno de misericordia; que Él es perdonador y piadoso, y, sobre todo, que aborrece al pecado; pero ama al pecador. Ciertamente, Dios es amor, bueno, clemente, generoso, misericordioso, perdonador y piadoso. Pero Dios es también celoso, fuego consumidor, fuerte, guerrero, iracundo, juez justo, perfecto, justo, poderoso, puro, recto, Rey, Santo, Señor, soberano, severo, temible, Todopoderoso, torre fuerte, varón de guerra, vengador y voz de trueno.
Todas las cualidades anteriores de Dios coexisten con estas otras: amparo, ayudador, benevolente, benigno, consejero, confiable, consolador, cuidador, dador, defensor, escondedero, escudo, esperanza, fiel, galardonador, guardador, inspirador, guía, justificador, lento para la ira, manso, pacífico, protector, proveedor, redentor, refugio, restaurador, salvador, sanador, santificador, sustentador y tierno. Dios es todo eso y mucho más. Por lo tanto, es necesario conocerle en todos Sus atributos y Su verdadera naturaleza.
Solo el mismo Dios, a través de Su Palabra y bajo la guía del Espíritu Santo, nos puede enseñar a conocerlo. El propósito de este libro es despertar en el lector el deseo de conocer cada día más a Dios. En nuestra propia limitación humana, reconozco que este aporte es apenas un minúsculo porcentaje de lo que necesitamos saber acerca de nuestro Padre celestial. Tómalo como una breve introducción y experimenta por ti mismo esa búsqueda constante de intimidad con Dios y la meditación de Su Santa Palabra. A medida que te empapes de Dios, lo amarás más y más.