La noche que cuelga de los tejados
Autor: | Díaz Trillos, Paul Ricardo |
X vive en la supermanzana J, un conjunto de edificios residenciales
que queda en el occidente de la ciudad, no muy lejos
de la playa. Se trata de uno de esos conjuntos grises que pareciera
salido de una fábrica; uno de esos conjuntos de molde, idénticos
a cientos de otros, que buscan homogenizar a la fuerza los sueños
de quienes los habitan, volverlos una masa maciza y gris como las
paredes que los componen; uno de esos conjuntos que hacía que X
se sintiera como un pájaro enjaulado, una gaviota que mira al mar
a través de barrotes de hierro.
Pero X no siempre vivió allí. De pequeña vivió en otra casa,
en otro barrio, en otra ciudad.
La ciudad donde creció X tenía las calles cubiertas de adoquines
y paredes de bahareque pintadas de blanco. En ese entonces
las casas se hacían con las manos y la gente usaba estrellas, en vez
de faroles, para iluminar las calles. También había árboles, hileras
de árboles, puestos a lado y lado de las avenidas para mantener la
ciudad escondida entre las sombras. A X le gustaba andar bajo esos
árboles, descalza, con las hojas secas crujiendo, cric crac, debajo de
sus pies desnudos, cric crac, con la tierra negra y húmeda subiendo
por entre sus dedos blancos, con las manos en los bolsillos y los
sueños sumergidos en un mar de sombras.