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ISBN 978-958-5468-36-8

Intento de suicidio, cuerpo y micropolítica

Autor:Cañón Buitrago, Sandra Constanza
Editorial:Universidad de Manizales
Materia:300 - Ciencias sociales
Clasificación Thema::JMQ - Psicología: emociones
Público objetivo:Enseñanza universitaria o superior
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2021-10-11
Número de edición:1
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

En este trabajo el relato de tres jóvenes nos muestra, de una manera sobrecogedora, la relación de estos con el cuerpo y los intentos de suicidio, nos transmiten sus “vivencias” en torno a la experiencia suicida; palabra que significa “lo vivido”, en que lo aprehendido por la experiencia (y no por la mera idea de una representación) se hace permanente, frente a lo que serían las experiencias fugaces. Vivenciar convierte un hecho en sí en dato histórico y personal (López Ibor). Vivencia es pues una experiencia vivida, que deja una huella que influye en la persona, en su ser en el mundo.
Tal como el lector podrá descubrir, el cuerpo guarda sus marcas o huellas y muchas de ellas son de la presencia de otros. Al respecto, los intentos de suicidio dejan marca en el cuerpo físico, pero también marcas simbólicas que significan personas, lugares, eventos, situaciones, relaciones, frustraciones, decisiones; en las que -en algunos casos- se trata de dar sentido al mundo y cambiar condiciones de existencia o sus vínculos.
El centro del universo, el punto cero, en que todo nace, es nuestro propio cuerpo. Kogan, considera al cuerpo humano como “centro ordenador de la totalidad de la experiencia humana”, y Merleau–Ponty, entre otros, han enumerado sus cualidades destacando como “armazón del comportamiento”, como “la interpretación de uno mismo”, como “símbolo de la existencia”, siendo la base de la comunicación verbal y no verbal, la única forma de estar instalado en el mundo, en la circunstancia.
No hay otra forma de estar que no sea corpórea; estar es estar corporalmente; es además la base del conocimiento de sí mismo, del hecho de aceptarse y estar a gusto consigo mismo; y por eso se le viste, adorna, maquilla, cultiva o transforma en la cirugía; o se le agrede para morir, cambiar un dolor emocional intolerable por uno físico; para ser “mirado, visto”; para modificar ambiente, entre otros. El cuerpo es la conciencia de sí mismo; el cuerpo humano es el ser humano, y, por tanto, el ser humano es y vive sólo a través de su cuerpo; está instalado en él.
Invito a leer este texto. Su lectura nos permitirá comprender al suicida, mirar al sufriente con empatía, hacernos conscientes del calvario con que cargan ciertos jóvenes; y entender cada vez que observemos los cortes en un cuerpo, que, tras ellos, se esconde parte de una historia, donde todos, quienes vivimos en sociedad, somos en parte responsables.

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