Las doncellas suicidas de Hitler
Autor: | Patiño Builes, Albeiro |
Al mirar los arrumes de libros escritos acerca de Adolf Hitler, podría pensarse que ya todo acerca de este hombre ha sido dicho. Y quizás sí. Todo acerca del militar y del político, ha sido agotado. Más no lo que tiene que ver con la vida amorosa del Führer, y con los aportes (porque también los hizo) al bienestar de la clase trabajadora alemana, y al mundo automotriz. En su novela, Las doncellas suicidas de Hitler, Albeiro Patiño Builes se adentra en un mundo hasta ahora ajeno a los seguidores de quien enviara a los campos de concentración a más de seis millones de judíos. Y es que Hitler, aunque muchos no lo crean, era un don Juan. Sus manos acariciaron los cuerpos de muchas de las mujeres más hermosas de su círculo social. Geli Raubal, su sobrina; Unity Valkyrie Mitford, una apasionada inglesa que atravesó el mar y recorrió en un carro cubierto con una esvástica, vastos territorios, para sentarse, en un restaurante, frente al hombre que siempre había admirado; Eva Braun, la incondicional amante que lo acompañó hasta su muerte; Magda Goebbles, la esposa ejemplar, la “Primera Dama de Alemania”, quien, al considerar que el mundo sin Hitler no valía la pena, decidió asesinar a sus seis hijos y luego suicidarse junto a su esposo, el ministro de la propaganda Joseph Goebbles; Leni Riefenstahl, la admiradora fiel, creadora de la trilogía periodística mediante la cual promulgó las consignas e ideas nacionalsocialistas; Renata Muller, la jovencita que se enamoró del hombre que luego la abandonaría con el único pretexto de dejar libre a la que quería vivir atada; Inge Ley, la actriz, esposa infiel del hombre que el mismo Hitler le presentara para no casarse con ella, pero vivir siendo su amante. A excepción de la Riefenstahl, todas se suicidaron. Y todas lo hicieron luego de alguna disputa o la decepción total, la defraudación total del hombre que habían amado: Adolf Hitler. Pero no se puede dejar de lado otra relación que tuvo, durante muchos años, el Führer. Esta de índole profesional, y con un hombre, llamado Ferdinand Porsche. La obsesión de Hitler era construir un carro que resultara tan económico que en cada hogar pudieran tener uno. Curiosamente, esa era la misma obsesión que durante su vida había alimentado el ingeniero automotriz Ferdinand Porsche. Y fue precisamente la idea común, el sueño compartido, lo que hizo que un día los dos hombres se encontraran. Hitler encomendó a Porsche la construcción del carro del pueblo, del Volkswagen. Las doncellas suicidas de Hitler combina todo esto: amor y ambición social; tragedia y progreso para el pueblo. Otras caras, si se quiere, que tuvo el Führer Adolf Hitler, quien vivió una vida plagada de maldad y locura, pero, como se muestra en esta novela, también de amor y de desamor, y de anhelos y herencias que aún hoy perviven.