Reseña

Escribir como acto de rebeldía, para conocerse o transfigurarse; para levantar la voz de quienes acallados ven pasar frente a ellos injusticias; escribir desde el humor o la sátira; como manifiesto del cuerpo a través del erotismo; para reinterpretar la realidad; escribir por amor, desamor o, definitivamente, como catarsis para el caso de Alejandro Reynoso Martínez, en este su primer poemario publicado.

Este joven barranquillero, decide mostrar su lado sensible, como lo deja tácito en el título de su poemario, expuesto a través de sus versos; empero, para el autor, el haber exorcizado sentimientos y emociones, a través de su poesía, ya es un acto heroico para su “yo agrietado” por eso que llaman desamor y por aquello otro que en más de una oportunidad nos invade, el miedo; y es ahí cuando aparece la poesía, como un salvavidas en su vida.

Pero, ¿lo ha salvado la poesía? Dice la escritora Elvira Sastre, “…la poesía no salva, sólo da sentido a las heridas”, pero con el gran escritor argentino, Borges le encontramos más que sentido a las heridas, cuando le preguntaron para qué sirve la poesía, respondió: “¿Para qué sirve un amanecer?”. Y, precisamente, este poemario de Alejandro es su amanecer, el momento en que el sol empieza a ofrecerse al día y, pese a la noche oscura que queda atrás, esta es la hora del despegue de sus letras.

Dina luz Pardo Olaya
Escritora colombiana