La mala hora
Informe anual 2020
Autores: | Castro García, Lourdes Sánchez Lara, Diana Muñoz Murilloi, Sirley Pinzón, Zuly Villota, Nancy |
Colaborador: | Duarte, Osiris (Traductor) |
El 2020 pasará la historia como el año que cambió nuestra cotidianidad, la manera de relacionarnos a escala global y nos sumergió en un túnel de solitaria incertidumbre de la que aún no salimos. Todo sucedió de manera sorpresiva e inesperada a causa del virus COVID-19 que se expandió por todos los rincones del planeta y fue declarado pandemia mundial.
A Colombia la abrazó esta nueva y desconcertante realidad en sus condiciones, muy propias, de inequidad, injusticia social y debilidad democrática, empujando así a millones de ciudadanos a la pobreza y miseria. Antes de decretarse la pandemia en el mes de marzo, y el consecuente aislamiento y cuarentena, el año había comenzado con un mal augurio, pues la violencia contra personas defensoras de Derechos Humanos no daba tregua. Apenas despuntando el 2020, en escasos 5 días (entre el 7 y el 11 de enero), fueron asesinadas 7 personas defensoras de los derechos humanos, de las cuales tres eran mujeres. Aunque las agresiones contra liderazgos sociales ya no sorprenden dada la tendencia creciente en los últimos años a partir del 2017, los elevados índices de agresión son contrarios a la disminución del 7 % de los homicidios a nivel general en comparación con el 2019, según el informe preliminar de medicina legal. Infortunadamente, los homicidios contra personas defensoras aumentaron en un 60,4 % frente al 2019, con el agravante de que la victimización de mujeres creció significativamente. Es decir, a pesar de la cuarentena del año pasado, a quienes defienden los derechos humanos no les sirvió resguardarse en sus hogares, pues hasta allí llegó la letalidad de la violencia.
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2020 will go down in history as the year that changed our daily lives, the way we relate to each other on a global scale and plunged us into a tunnel of lonely uncertainty from which we have yet to emerge. Everything happened in a surprising and unexpected way due to the COVID-19 virus that spread to every corner of the planet and was declared a global pandemic.
Colombia was embraced by this new and disconcerting reality under conditions of inequity, social injustice and democratic weakness, thus pushing millions of citizens into poverty and misery. Before the pandemic was declared in March, and the subsequent isolation and quarantine, the year had begun with a bad omen, as violence against human rights defenders did not let up. Just at the beginning of 2020, in just 5 days (between January 7 and 11), 7 human rights defenders were murdered, three of them women. Although aggressions against social leaders are no longer surprising given the increasing trend in recent years since 2017, the high rates of aggression are contrary to the 7% decrease in homicides overall compared to 2019, according to the preliminary report of forensic medicine. Unfortunately, homicides against defenders increased by 60.4% compared to 2019, with the aggravating factor that the victimization of women grew significantly. That is, despite last year’s quarantine, it did not help those who defend human rights to take refuge in their homes, because the lethality of violence found them there.