Reseña

Nidos de viento, de Felipe Agudelo Tenorio
Hay instantes en los que la fuerza de la vida se concentra y pulsa en urgencia. Instantes de peligro y de exaltación, fugaces y de intensidad extrema. La palabra de Felipe Agudelo Tenorio aquí anidada y en resonancia con las imágenes de Jorge Mario Múnera, ha captado estos instantes y nos expone, porque él se ha expuesto –“la poesía no se impone, se expone”, decía Paul Celan– al riesgo abierto de la vida, que en estos Nidos de viento se despliega por los aires de los amores soñados y vividos, en los infiernos perdidos o encontrados, en aromas y olores nauseabundos, en la escritura de los otros, en la amistad y en el vuelo de aves, en la hermandad, la caída de seres alados y las huidas de fugitivos; así como en laberintos, ante tazones comunitarios y también hambrientos, en la sed y los besos, desde el deseo, la luz, el aliento y
el cantar. Estos poemas, cuentos, la crónica y los ensayos nos recuerdan que ahí, en nuestros omoplatos, hubo y puede haber alas.
Adriana Urrea