Yo no vine a escribir una novela
Autor: | Benítez Diosa, Sandra Maryori |
Tres conversaciones incómodas, exaltadas por relatos, poemas, e ideas epistemológicas propias y referencias literarias de otros/as autores/as quienes, con respeto, son invitados a participar de un íntimo holocausto. Reflexiones en torno a la guerra, el lenguaje, el amor y la religión aparecen en escena bajo un formato de escritura en apariencia desordenado, pero profundamente sólido en su interés de evidenciar las fracciones humanas dislocadas.
La primera recrea la conversación aguda y voraz entre una anónima fanfarrona y una ciudad que quiere escribir-se, tensa conversación que despedaza moldes, retuerce sin clemencia los intestinos de una urbe ciega y farandulera. La segunda, despliega un diálogo menos colérico, entre la anónima ya golpeada por el peso de su soberbia, y una ciudad que empieza a escuchar: ambas protagonizan una lenta inundación. La última conversación recurre a la metáfora del kintsugi, técnica japonesa para la reparación de la cerámica rota, relata que cuando ha devenido el destrozo y reconocemos que somos historias en ciernes, nudos arrojados a la vida, surge la fuerza para soldar y restaurarse, en ello la literatura es una vía posible.