El aparato que late
Autor: | León, María Antonia |
Decir que hay una aspiración de libertad en la buena poesía es asunto resabido pero muchas veces olvidado. María Antonia León lo sabe bien o parece saberlo cuando dice que sin alas es “solo un nido para la rabia”, como si empollarse a sí misma fuera una transmutación, fuera también un anhelo de salir de un cascarón, de cambiar de piel y de camino.
Así, en sus poemas una loba puede descubrir que es una soprano. Luego se escudriña y hace una dolorosa y valiente afirmación: “soy el resultado de dos equivocaciones”, lo que parece ser, al menos en la lectura que hago de tan áspera imagen, el raro azar de venir a un mundo que está poblado más por adioses que por dioses.
De sus manos salen las palabras. Y es posible que las palabras que brotan de la escritura tengan más esencias que las que salen de las bocas, tan gárrulas y advenedizas, tan episódicas para la indiferencia del aire.
Hay un poema entre los suyos que podría ser el arte de aprender a temblar, no como en la saga de los hermanos Grimm, sino tal vez como conciencia clara del deshacer de hombres y mujeres, súbitamente, como un temblor. Temblor de aire, a lo mejor quede una sombra de las palabras dichas, un eco de ellas.
Por lo pronto guardo gratitud a la sombra o la resonancia que deja en mi memoria su bello poema “Cirugía”, una feroz disección de ella y del otro.
Juan Manuel Roca