Reseña

Tal vez es de reconocer que uno de los grandes aciertos de la Ley 115 o Ley General de Educación se encuentran en la misma filosofía pedagógica cuando pretende inmiscuir en los procesos de formación a la comunidad educativa, desde esa misma perspectiva comunitaria, es importante fortalecerla como proceso de formación propia y que sea a través de ella, que se pueda construir un modelo cultural desde su propio contexto que sume su pensamiento sobre la base de su cosmovisión y el hacer como una garantía para la preservación y el fortalecimiento de los valores que desde el orden moral contribuya con su protección y divulgación. Acerca del concepto para tener una mayor claridad, dice que “la tradición es todo aquello que se transmite de una generación a otra, es decir los elementos y hechos folklóricos que van dejando los ancianos o adultos a los niños de una determinada comunidad, como tal los juegos tradicionales son entendidos como los juegos y juguetes populares practicados por niños el cual son en esencia, sobrevivencias de formas de recreación de épocas pasadas, siendo hallados generalmente (con algunas modificaciones locales de nombre o de desarrollo en las diferentes regiones geográficas)”. Bauzer, 1997, p. 28. Lógicamente que el principio de identidad y arraigo cultural nos ofrece un excelente perfil humanista que asegure una mejor calidad educativa. La educación se ha caracterizado como el verdadero fundamento que conlleva a los seres humanos ir de generación en generación transmitiendo nuevas experiencias con unos componentes de valores y creencias y en ese mismo orden de ideas quedan establecidas como un sistema de imposición. Respecto a la misma Ley General de educación que nos intima a trabajar los Proyectos Educativos Institucionales (P.E.I o P.E.C), porque es allí en ese documento construido por la comunidad educativa en donde justificamos nuestras necesidades y el fortalecimiento de nuestros valores. Por esta razón el mundo cultural Wayuu no ha sido ajeno a esas transformaciones socioculturales, de tal forma, que la comunidad satisface sus necesidades a través de sus saberes propios. La gran oportunidad con la que cuentan nuestras comunidades Wayuu son las herramientas jurídicas, constitucionales e institucionales, en busca de una mejor calidad para la convivencia. Yiralda Jusayu Ramírez Sabedora Etnoeducadora