Reseña

Uno de los fenómenos sociales más importantes en la humanidad,
hace relación a ese cambio formidable que se da en
la historia, ya para ese tiempo superando en mucho, los dos
millones de años del surgimiento del hombre sobre el planeta
tierra, fue, seguramente, aquel de la evolución de la caza y recolección
a la agricultura, hace ya unos 10 a 12 mil años.
Este extraordinario proceso, no fue súbito ni radical, sino que
fue ocurriendo a lo largo de cientos de años, en varios sitios y
tiempos diferentes e independientemente unos de otros.
A partir de esa dinámica evolutiva, se fue creando lo que hoy
conocemos como el «Saber Agrícola», que de generación en
generación y de cultura en cultura, de acuerdo a los distintos
lugares en los que se fue dando el desarrollo, se fue trasmitiendo
y enriqueciendo hasta llegar al despuntar de las grandes civilizaciones:
Mesopotamia, Egipto, India, Grecia, Roma, Imperio
Inca, civilización Azteca y civilización Maya, para mencionar
las más destacadas. Cada una de ellas fue aportando nuevos
conocimientos, nuevas técnicas y nuevos instrumentos, que
hicieron posible ir mejorando la producción de alimentos, de
acuerdo a las plantas y animales de la región, para satisfacer la
alimentación de una población, también en crecimiento.
Se habla de una segunda gran revolución agrícola en el siglo
XVIII, cuya manifestación más notable, según varios investigadores,
fue la supresión del barbecho, pero al entrar el siglo
XIX, la historia natural Linneana que fundamentó la clasificación
de los seres vivos, fue superada por la biología, cuyo foco
fue ya la funcionalidad misma del ser vivo como tal; interés
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El saber agrícola, la revolución verde y otros escritos
científico que se extendió por todo el siglo y siguió hasta los
siglos siguientes, -XX y XXI-.
Estos avances hicieron posible que se desarrollara la «profesión
» agronómica y la veterinaria, que, tomaron forma con los
avances en otros campos como la bioquímica, la naturaleza del
suelo, la biofísica, la terapéutica, la histología, la microbiología,
la histología, la farmacología, etc., etc. Dentro de estas circunstancias
cabe decir que, estos nuevos conocimientos, producto
de la Ciencia de la Modernidad, se adoptó a la ciencia ese
«Saber Agrícola» milenario y se dio forma a la profesionalización
de la producción agraria en general.
Sin embargo, el desenvolvimiento de la Economía clásica, que
venía desde A. Smith en el siglo XVIII, dio un gran cambio hacia
la Economía Neoliberal de mercado libre, después de la segunda
guerra mundial y en él se introdujeron intereses nuevos en el
proceso productivo agrícola, considerado el sector primario
de la Economía, y se fue incorporado de lleno al mundo del
mercado, que superó entonces, por mucho, la producción para
el autoconsumo, propio de una población rural dominante;
esto, en respuesta a dos condicionantes especiales: de un lado
la urbanización, lo que implica una fuerte densificación poblacional,
y del otro, el sector agrícola de la Economía Clásica que
se transforma en el sector agroindustrial, y este, por supuesto,
impone un proceso de mecanización y tecnologización de los
procesos productivos, que modifica notablemente, no solo las
formas de producción en sí mismas, sino además, las formas
de profesionalización, que responden ahora al concepto de
“Empresa Agrícola”, que demanda la especialización para un
buen desempeño profesional, surgiendo así, además de las
clásicas Veterinaria y Agronomía, la Zootecnia, la Ingeniería
agrícola, la Administración Agrícola y la Economía Agrícola.
Con esto se responde a la incorporación de la Agroindustria,
con todas las consecuencias que sobre el ser vivo se desencadenan,
es decir sobre la biología misma del ser vivo explotado,
lo cual lleva, en consecuencia, a lo que hemos llamado “La
Desnaturalización de la Naturaleza”, cuya expresión en el
desenvolvimiento de la producción agraria es la conocida como
“Revolución Verde”.
Este proceso fue, no simplemente aceptado, sino bienvenido
dentro de nueva Economía que regula la producción
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Luis Jair Gomez Giraldo
agroindustrial, que se justificó apoyada en el gran incremento
poblacional humano y la fuerte densificación como consecuencia
del urbanismo, que a su vez se desarrolla en grande con
la industrialización, que, a su turno implicaba una disminución
de la mano de obra rural, encargada directa de la producción
agraria, que se desplaza a las grandes industrias metal-mecánicas
urbanas.
Paralelamente a estos grandes cambios, se fue haciendo visible
el nefasto problema de la transformación en la dinámica de
la ecología planetaria, que se forjó mediante el incremento
poblacional humano dentro de un planeta inextensible, el
gran desarrollo industrial con sus modificaciones atmosféricas
y el gran auge de la revolución verde que modificó la natural
composición numérica y espacial de plantas, animales y
hongos principalmente, lo que tiene profundas consecuencias
en la interrelación del conjunto de los seres vivos, vale decir, en
la dinámica biofísica planetaria.
Este texto quiere abordar esta problemática, que, hay que reconocerlo,
es muy compleja y está ya manifestándose a plenitud
a pesar de lo que se predica, tanto por la clase política dominante,
como por la clase industrial y comercial, apoyadas en
la ceguera creada por el incontrolable deseo de la acumulación
económica que se deriva de la dinámica que emerge de la
errada idea del «deber ser» del progreso como paradigma de la
humanidad.