La Moral y los microbios son nada… ¡El terreno es todo!
Autor: | Salgado Escaf, William Ramón |
Colaboradores: | Herrera Lora, Rosa Alejandra (Coordinador Editorial) Gaviria, Miguel (Ilustrador) Avila Pérez, Alfonso José (Director) Flórez, Nubia (Coordinador Editorial) |
El propósito de este libro es mostrar que los temas más significa-tivos en la filosofía de Friedrich Nietzsche están todos funda-mentados, condimentados con su interpretación materialista de la Vida, su ateísmo instintivo, su inclinación natural hacia la Ciencia, su seguridad de que la ley de la evolución es la ley de la selección, que la Vida es el resultado de procesos evolutivos invo-luntarios, azarosos, sin finalidad, y adobados todos con su certe-za del origen animal de nuestra especie y con su convencimiento profundo de que la moral y los microbios, en realidad, son na-da… ¡el terreno es todo! Para alcanzar ese objetivo me propongo hacer lo mismo que hacía cuando muy joven quería estudiar los textos de Friedrich Nietzsche, pero en esta ocasión lo haré ante vuestros ojos: des-hojaré, desorganizaré sus libros y con una tijera cortaré en ellos, como muchas veces hice, algunas palabras, frases, párrafos o aforismos enteros y, luego, como piezas de un gran rompecabe-zas, los volveré a juntar alrededor de esos temas significativos con el ánimo de construir nuevos textos con sus propias palabras, y con mi entera confianza de no traicionar sus pensamientos ni sus emociones; si encuentran alguna palabra mía de seguro no será más que un puente, un enlace y la notarán enjaulada a simple vista: “[…]”. Nuevos textos, repito, construidos con sus propios sentimientos arrancados de diferentes libros y diferentes aforismos, y luego cosidos unos con otros hasta terminar de confeccionar cada uno de esos reveladores temas. Una intervención temática de su Obra que nos ayude a seguirle el rastro a sus reflexiones sin te-ner que dar saltos tan acrobáticos entre sus libros, es muy alto el riesgo de caernos, y que nos permita leerlo siguiendo un hilo con-ductor más que respetando el orden cronológico o numérico con el cual los libros y los aforismos fueron escritos, o reordenados por algún impostor. Aquí el impostor soy yo y, en este punto, la única diferencia es que hoy trabajo con ordenadores y con algu-nos algoritmos que reemplazan las tijeras.