Reseña

EL MANIFIESTO DE LA NATURALEZA

El Manifiesto de la Naturaleza es las voces del existir y la sabia manifestación coexistente y amorosa de los animales, los vegetales el agua, el aire, la tierra y el sol. Son sus arengas y gritos de reclamo plasmados en estas letras en la voz del lenguaje humano.

Está orientado a animales racionales, pues somos parte de la naturaleza. Quienes requerimos comprender y asumirnos en la coexistencia amorosa original en nuestra casa común. Este es un intento de movilización de los sentidos internos, más allá de lo racional. Aquí hay persuasión que favorece el despertar y el cultivo de nuestras grandiosas capacidades humanas, las cuales constituyen el verdadero poder. El poder que activa nuestra real humanidad, nuestro ser humano.

El manifiesto de la naturaleza aquí develado, y con mayor fuerza, el que pervive, reposa y circula perenne, se muestra segundo a segundo en el planeta y en nuestra vida. Es el ejemplo vivo en acción para percibir, interpretar, aprender, sentir, comprender y practicar, en la posibilidad de convivir y coexistir en sabia cooperación y paz entre seres humanos, y con la naturaleza, como ella lo hace. Pues, somos naturaleza viva coexistente con ella. Nos necesitamos mutuamente, porque somos parte de la misma morada viva. Todas las criaturas somos una, en el planeta azul que nos acoge.

Vivamos los tres capítulos, sintamos sus pulsaciones…
(Marina Torres Flórez).






Acerca de la autora:










Una piedra es. Un árbol es. Un animal es. El sol es. La tierra es. El agua es. El aire es. ¿El humano es?

En la oportunidad de vivir en el paraíso natural, es ineludible la responsabilidad de los seres vivientes con cara humana, supuestos seres superiores habitándolo, de parar su depredación, y restablecerlo, pues es derecho de habitarlo de quienes, por fin algún día, tengan la conciencia despierta y el amor pleno para convivir con él, en él y ser con él.

Mientras la naturaleza ha sido, es y será, el llamado ser humano, parte de ella, ha logrado en la historia de existencia, conservar la esencia de su ser por lúcidos momentos. Sin embargo, a medida que nos llenamos de artefactos, tecnología, supuesto bienestar de algunos pocos y ligeros conocimientos, se va opacando, adormeciendo, deteriorando, volviendo insignificante o hasta despreciable la esencia humana, aquella que justificaría, hacerle honor a la de la naturaleza. Esto es, el logro de llegar a ser seres humanos en plenitud, nos pondría a tono aquello de lo que somos parte para poder convivir y existir mutuamente en equilibrio. Las acciones de la cara humana o pretendido ser humano, desequilibra la naturaleza, niega o ataca su propia especia y por tanto se degrada a sí mismo, pues ataca a lo que es parte de su vida y existencia.

Sin duda, la naturaleza tiene inteligencia. La cara humana en la naturaleza es la muestra que un ser humano esplendoroso podría surgir desde ella, sería el ser humano real, para lo cual ella está orquestada. Mientras esto no suceda, la cara humana seguirá siendo la muestra de un animal racional, superado desde su esencia por los demás, más bien, degradado cada vez más en depredador de la naturaleza, de la cual es parte, incluyendo su propia especie. ¿Qué otro animal de la naturaleza hace esto? ¿No son acaso la destrucción de lo natural, la extinción de millones de especies de animales, plantas y biodiversidad, y el riesgo inminente de auto extinción, suficientes pruebas de esta verdad?

¿Qué le diría la naturaleza a la cara humana en su maltrato y deterioro? Esta obra intenta interpretar la naturaleza y evidenciar sus voces dialógicas, reflexivas, de reclamo y protesta, desde su perenne hilo conductor del amor, dirigida a la cara humana, ante tanto suplicio y desdén.

La autora. Marina Torres Flórez nació en Málaga, Santander, Colombia en 1966. Es Psicóloga Social Comunitaria de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia –UNAD- de Colombia, Máster en Derechos Humanos y Democracia de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO- de México, Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Docencia Universitaria de la Universidad Industrial de Santander –UIS- de Colombia. Ha realizado cursos en diversos temas de humanidades en otros establecimientos formativos de su país.

Mi casa es la tierra y mi familia la humanidad, en la gran oportunidad de ser parte de la vida, tener cara humana para la posibilidad de ser. Pensar y asumir lo humano implica la responsabilidad de serlo. ¿Pensamos, sentimos, actuamos como verdaderos seres humanos? Deja que la naturaleza lo diga.