Reseña

La episódica aparición del coronavirus en el mundo, dio inesperado origen a este libro de relatos porque en cuarentena, con tiempo de sobra para leer y escribir, opté por escribir para que ustedes, en la tranquilidad y encierro de sus casas lean mis “Historias con tapabocas” –Relatos cortos novelados de la cuarentena..." Se me antoja decir que estos relatos tienen, de primera mano, un “sentido propiamente periodístico-literario”, llevado por el interés de “informar” contando historias, no sé si con claridad notable, ojalá si, sobre cómo algunos pueblos, vive o vivieron, afrontan o afrontaron de la manera más compleja esta pista. No hay en estos relatos un orden cronológico; aparecen sobre la misma línea temática anunciando escenas de un colectivo que des-alienta y alienta a la vida en el milagro laten-te de la misma vida y de la misma muerte sin más opciones. Si un pueblo piensa resignadamente en la vi-da y en la muerte, creo, a partir de lo vivido en esta pandemia, lo hace en cuarentena y en el quebranto y la esperanza por lo uno y por lo otro porque, a pesar de todo, ese mismo pueblo piensa con resignación optimista que, así como todo empieza, así también todo termina por redención posible de una gracia o por la voluntad de los hombres siempre hacedores de historias. El tiempo en estos relatos es uno solo; alusivo a cómo era socialmente el mundo hasta la aparición del coronavirus. Un tiempo de cada personaje afirmado en la tragedia de todos y en la reconstrucción de ese mismo mundo que, quizás no sea el mismo en presente ni en futuro porque qué difícil es para todos volver a iniciar… El autor no habla de soluciones al mal; él, como todos, expuesto a la preste, las ignora. Él vive la misma soledad de cada personaje, lo que hace verídico sus relatos, o los hechos, en el “arbitrario” de una fábula de la cual los lectores sacarán sus propias moralejas. Las pestes pasan y si entre el cuidado y la suerte los personajes de estos relatos eluden la muerte, guardadas las proporciones, quedan estas historias, como en “El Decamerón” de Bocaccio y su sitiada Florencia, siquiera para referencia… El autor, como el nacido en Certaldo, Italia, no busca más que entrete-nerlos y soliviantarles el encierro conjugando palabras en el aburrimiento de esta reclusión y en la severidad de sus casas de puertas y ventanas cerradas viéndose asimismo ahora barriendo, lavando platos, lavando la ropa, cocinando, cantando y aprendiendo a hacer fuego porque no había fósforos pero existía el artilugio de la chispa…La ficción, amigos, con todo y serlo, nos dice aquí lo frágil que somos, algo que sabíamos pero que no queríamos recordar… Walter Pimienta Autor.