La Danza entre los Árboles
Autor: | Sierra Franco, Angélica María |
Misticismo y erotismo. El amor se convierte en adoración. Cantar de los cantares. Santa Teresa de Jesús. El alma es la sombra de un cuerpo que sufre con violencia los embates de la pasión. La poeta bebe el vino que la embriaga y la hace presa fácil de la divinidad erotizada. Un amor puro y sin mácula, que se mueve libre de las categorías de espacio y tiempo. Por tanto, un amor espiritual, místico, en el sentido más pleno de la palabra. Pero, también es un amor que proviene de una experiencia violenta, redimida después por el mismo amor, y cuyo resultado es la cicatriz-poema. Al mismo tiempo, un amor sensual, de los sentidos y, sobre todo, del olfato, un sentido que las bestias suelen tener más desarrollado que los hombres. Un amor que es suscitado, además, por olores fuertes y no delicados. Un amor del cuerpo, del tacto. Un amor egoísta que ama al otro en sí mismo; y generoso, que se ama a sí mismo en el otro.
Profunda raigambre Caribe. Plétora de imágenes y remembranzas del Caribe (seres, objetos, impresiones, memorias). La Naturaleza constantemente evocada es una naturaleza del trópico. Pero esto no por elección propia, pues nadie eligió el lugar donde nació; así, la poeta no ha elegido los motivos de sus cantos. Es el Caribe el que la ha elegido a ella para que lo cante.