Pacto local de paz de Samaniego
Una alternativa al desarrollo y la violencia
Autor: | Montufar Andrade, Harold Wilson |
PRESENTACION
El libro que usted tiene en sus manos representa una preciosa contribución para la configuración de una suerte de geografía de la esperanza en Colombia, integrada por experiencias de base que de manera valiente, creativa y noviolenta resisten a la guerra, al desplazamiento forzado y a la tentación de la violencia en escenarios tremendamente hostiles. Estas iniciativas de construcción de paz desde abajo ofrecen potentes y variados insumos para la construcción del país del posconflicto.
Durante los años 80 y la primera mitad de los años 90 del siglo XX el país era exhaustivamente examinado por académicos nacionales y extranjeros que intentaban entender la intensidad de nuestras violencias. Posteriormente, fueron surgiendo, en distintos sitios de nuestra geografía, originales iniciativas colectivas de oposición a la violencia y a la guerra, que restaron poder a los actores armados y lo sumaron a la sociedad civil para defender la vida y el territorio.
Esto generó que los académicos violentólogos fueran reemplazados paulatinamente por analistas interesados en entender cómo era posible que procesos de noviolencia genuinos, del color de la tierra, surgieran en escenarios imposibles y fueran protagonizados por personas sin formación en los temas fundamentales de la noviolencia, por lo general víctimas, que ni siquiera conocían a figuras icónicas como Tolstoi, Gandhi, Luther King, Capitini o Lanza del Vasto.
Precisamente el Pacto Local de Paz de Samaniego es uno de estos procesos inspiradores, logra aglutinar a importantes actores sociales y crear sinergias que se traducen en inéditas acciones de diplomacia de base, en grado de disminuir ostensiblemente los niveles de violencia en la zona de influencia de este bello municipio nariñense.
Se trata de una original iniciativa de resistencia y re-existencia que recoge las inquietudes, preocupaciones y esfuerzos de comunidades y organizaciones sociales locales que pretenden cambiar dolorosas realidades de violencias cruzadas, brillantemente agrupadas por Galtung bajo las categorías de violencia directa, cultural y estructural.
Efectivamente, el Pacto Local de Paz de Samaniego enfrentó situaciones de corrupción, amplió la perspectiva de la participación democrática, contribuyó al reconocimiento e inclusión de plurales sectores sociales, disminuyó los indicadores de violencia asociada al conflicto armado, contribuyó decididamente al mejoramiento de la calidad de vida de la población y sobre todo, evidenció el enorme poder de la gente organizada.
Harold Wilson Montufar Andrade es posiblemente la persona más autorizada para escribir sobre esta potente convergencia de sinergias, dado que como ciudadano, líder social, académico y servidor público participó activamente en la estructuración y fortalecimiento del Pacto.
Todas las publicaciones que intelectuales de Colombia y el mundo han hecho sobre esta iniciativa de paz en Samaniego citan entrevistas o documentos de Harold, y no es para menos, considerando sus múltiples roles dentro del proceso.
El rol que quisiera destacar en este espacio es el de tejedor de iniciativas, sueños, aspiraciones, visiones del mundo, ideas y propuestas de los plurales actores poblacionales protagonistas del Pacto.
Esta increíble capacidad de articular procesos lo ha llevado a plantear pertinentes propuestas regionales y nacionales, que convocan a la urgente y necesaria acción colectiva para el buen vivir en el sentido más amplio e integral de la expresión.
Rubén Darío Pardo Santamaría
Doctor en Ciencias Sociales - Pontificia Universidad Gregoriana-Roma
Docente
Programa Trabajo Social - Universidad del Quindío