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ISBN 978-958-57167-1-1

Toda tierra buena merece ser libre
Sentidos, prácticas y experiencias de la organización social Tierra Libre

Autor:Silva Gutiérrez, Mónica
Editorial:Corporación Colectivo de Agroecología
Materia:303.32 - Socialización
Clasificación Thema::JBF - Cuestiones sociales y éticas
Público objetivo:General / adultos
Disponibilidad:Impresión bajo demanda (POD)
Estatus en catálogo:Próxima aparición
Publicado:2019-11-25
Número de edición:1
Número de páginas:112
Tamaño:15x22cm.
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro. Recomendaciones que hacen para sentir que nuestra vida tiene propósito. Hace 15 años decidimos sembrar un árbol, en el camino muchas de nosotras tuvimos hijos e hijas y también parimos con amor y constancia procesos comunitarios en la universidad, la ruralidad y recientemente en las ciudades. Este año decidimos escribir un libro, pero no cualquiera. Un libro que contara cómo ese árbol que sembramos hace 15 años fue creciendo y enraizándose en los territorios donde soñamos la vida haciendo real los sueños colectivos. Quisimos contar las angustias de que ese árbol tuviera las raíces firmes, así como los nutrientes necesarios para crecer. Narrar las épocas en que pensamos que probablemente no daría frutos ni flores, y los instantes de alegría en que empezaron a surgir los colores y sabores por arte de barrio. En fin, quisimos contar la propia historia que está atravesada por cientos de experiencias que nos han hecho ser esto que somos hoy: Tierra Libre.
Cantar esta historia: recordarla, bailarla, discutirla, tintearla, escribirla no fue una tarea tan sencilla. Atravesarla por los cuerpos, las barrigas y los corazones de quienes hemos ido sumándonos a un proyecto colectivo que quiere cambiar el mundo -transformándolo a diario- necesitó de la constancia y la búsqueda de un equipo increíble que llamó a todas y todos a sentarnos a pensar cómo habíamos llegado hasta este lugar. Además, implicó recoger los cariños y las preguntas en ejercicios participativos que querían contar una historia a múltiples voces. Finalmente, requirió empeño en la transcripción, elaboración y edición de un relato común y abierto para seguir reflexionando sobre nuestra experiencia.
En medio de la preocupación mundial por la pérdida de más de 65 mil hectáreas de bosques en la Amazonia, nosotros y nosotras seguimos creyendo en la necesidad de sembrar árboles. El nuestro, esta organización social y política que desde hace más de una década le apuesta a la transformación de las condiciones de existencia, es nuestro aporte para oxigenar la forma de hacer política en el país. Sembramos este árbol en un país con condiciones difíciles para los proyectos colectivos de largo aliento: 2004. La tierra buena de la nación era recorrida por ríos de sangre en la arremetida del Estado contra las insurgencias armadas, junto a la expansión de las Autodefensas Unidas de Colombia como estrategia de control territorial. La guerra pretendía traer la paz.
Durante 12 años abonamos nuestro árbol con trabajo comunitario y disciplina profesional, recorrimos el país y la región apoyando comunidades organizadas alrededor de la agroecología, el fortalecimiento comunitario, la formación de líderes y lideresas, y la identidad campesina. Aprendimos a debatir en las universidades relacionándonos con otros y otras en la defensa de la Universidad Pública, gratuita y de calidad. Parchamos junto a las juventudes los barrios y los parques defendiendo la dignidad juvenil. Caminamos la palabra y tejimos el pensamiento en el 2009 en la Minga. Paramos para avanzar en 2013, 2014 y 2016. Creímos en la solución política al conflicto armado interno en el 2016. Respaldamos la construcción de la paz con justicia social. Exigimos la implementación de los acuerdos de La Habana. Insistimos en el diálogo con el ELN para una paz completa. Sentimos, acompañamos y lloramos cada uno de los 702 líderes y lideresas asesinadas a mayo de 2019. Agradecimos estar juntos en tiempos de tanto odio. Apostamos a disputar los espacios institucionales en las próximas elecciones. Nos transformamos, permanecemos y luchamos.
Mirar hacia atrás nos permite recordar cuánto hemos cambiado en el camino de hacer un nosotros, y últimamente un nosotras. Nos damos cuenta de que las decisiones que hemos tomado nos construyeron un camino particular: de principios éticos innegociables, de prácticas sociales coherentes y de pequeñas victorias que nos hicieron un hogar para pajarear, para echar a volar sueños individuales, familiares y colectivos. Este árbol es hoy nuestra casa, creció en tierra buena y está dando una diversidad de frutos con los que aseguraríamos cualquier finca autosuficiente.
Presentamos a continuación nuestras semillas, raíces, tronco, ramas, flores y frutos como un agradecimiento a las presencias y ausencias que nos fortalecieron; como una invitación al (re) encuentro de quienes nos acompañan; como un diálogo sincero que no se agota en estas palabras, sino que pretende sembrarse en los corazones de quienes quieran apropiar, multiplicar y debatir con nosotros y nosotras esta historia: que desde ahora es suya también.

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